En todo un misterio se ha transformado el paradero de un pastelero porteño, que lleva seis días extraviado en el sur del país.

Cristián Riveros Escobar, de 35 años, llegó el 5 de julio al Parque Nacional Alerce Andino, ubicado a 32 kilómetros de Puerto Montt en la provincia de Llanquihue. Acampó en el sector de Correntoso, lugar habilitado por la Conaf para los turistas. Estuvo hasta el jueves 10, cuando no llegó a dormir a su carpa, que se ubica en un camping a 300 metros de la oficina del guarda parques.

La administración estampó una denuncia por presunta desgracia y se activó un operativo de búsqueda a cargo del Gope de Carabineros, perros entrenados, gente de Conaf y rescatistas del Cuerpo de Socorro Andino, los que han pesquisado diferentes puntos del bosque y montaña del parque nacional sin resultados positivos.

El fiscal Marcelo Sambuceti señaló que la búsqueda se realiza dentro del parque, pero hasta ahora 'los antecedentes preliminares nos dan cuenta que no existe ningún rastro en el sector; de hecho, nos da cuenta que al parecer habría salido del parque. La investigación continúa, desde el punto de vista de lograr el paradero precisamente de Cristián Riveros, no sólo en el sector del parque, sino que en otros lugares como la ciudad de Puerto Montt o Valparaíso', agregando que sus familiares no lo ven hace tres meses.

Mario Castro es dirigente vecinal de cerro Cordillera y conoce a Cristián desde los 16 años. Incluso residió en su hogar de calle Cañería. 'Junto a su hermano fueron abandonados por su madre, los internaron en un hogar y salieron adelante. Cristián estudió repostería y era muy conocido en distintas pastelerías de Valparaíso, Santiago y el interior de la región', cuenta.

Agrega que es un hombre tranquilo, educado y correcto, que no fuma ni bebe alcohol, querido entre los vecinos del cerro, pero advierte tení un problema sicológico derivado del trauma que fue su niñez, pero él se negaba a tratarse médicamente. Le gustaba compartir con personas mayores y no pololeaba.

En noviembre del año pasado, Riveros sufrió un accidente de tránsito en el norte y estuvo internado en Santiago. Mario lo trajo a su casa de Valparaíso a recuperarse, donde estuvo hasta enero, cuando tomó sus cosas y se fue. Asegura que acostumbraba a irse de camping a San Felipe y, como fue scout, tenía conocimiento de supervivencia, por lo que no es sorpresa que anduviera en un parque en el sur.

'No me extraña que esté desaparecido, porque muchas veces se iba sin avisar, dejando sus cosas abandonadas y a los meses me llamaba. Confío en que está vivo y que en cualquier momento tendré noticias suyas. Tiene que haberse aburrido del lugar o alguien lo retó y sencillamente se fue', apunta.

Castro descarta que pudiera atentar contra su vida. 'Él sufrió mucho y se hubiera matado antes. Soy el que lo cuida y lo protege cuando tiene problemas y espero que esté bien y me llame pronto', anhela el dirigente vecinal. J

l Minutos de angustia tuvo ayer una familia que fue víctima de la delincuencia en Valparaíso.

Los hechos acontecieron cerca de las 08.00 horas, cuando un matrimonio salió desde su hogar ubicado en la escala Murillo del cerro Florida. La intención de ambos era dirigirse hacia sus trabajos, pero antes debían dejar a su hijo de cinco años en el jardín infantil.

Cuando descendían por la escala, en forma intempestiva aparecieron tres sujetos jóvenes, los que cubrían sus rostros con polerones con capuchas, quienes extrajeron de entre sus ropas armas cortantes, con las que intimidaron al hombre y la mujer, ante la mirada asustada del pequeño hijo. Los antisociales lanzaron cortes al cuerpo de los padres, además de golpearlos, para finalmente arrebatarles un teléfono celular y una cartera con documentos y especies, todo avaluado por las víctimas en unos 280 mil pesos.

Una vez que la pandilla escapó con el botín, los afectados alertaron a Carabineros y se trasladaron hasta la Unidad de Emergencia Adulto del hospital Van Buren, donde les constataron contusiones y erosiones en su manos y otras partes del cuerpo, al defenderse de los hampones.

Afortunadamente las lesiones fueron leves y el matrimonio y su hijo se fueron a su domicilio a descansar tras la amarga experiencia. La Fiscalía indaga el caso. J

l Sin querer ahondar en las razones y agradeciendo el hecho de que la menor de sus hijas esté de regreso en su casa se manifestó ayer Cecilia Arredondo, la madre de la joven de 16 años Mayra Ortiz Arredondo, quien el sábado salió rumbo a la casa de un amigo en Tranque Sur, sin que volviera a saberse de ella.

Junto con agradecer a todos quienes colaboraron en la búsqueda de la estudiante de primero medio D del Liceo Guillermo Rivera, Cecilia comentó que su hija regresó a la casa cerca de las 22.00 horas de este lunes, aún atemorizada por la reacción de su madre, sus abuelos y hermanos.

'Fue una tontera de adolescente. Ella afortunadamente está bien, conversamos y estamos bien. Se le hizo tarde y tuvo miedo de volver a la casa y que la retáramos, ella no midió las consecuencias de su decisión, pero está de vuelta y es lo que importa', declaró aliviada la mujer, que ayer se encontraba realizando los trámites en Carabineros y la Fiscalía informando que la menor ya está en su hogar. J