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A diez años de la gran hazaña del tenis chileno en Atenas 2004

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Anunciamos, con alegría, que por estos días Nicolás Massú ha perdido la compostura. Desde hace un par de semanas está localizado en Ibiza, un balneario español con ocho bikinis por metro cuadrado de arena. Massú se pasea con un maravilloso tostado europeo, acude a la playa, hunde la cabeza en el Mar Mediterráneo, se deja dos rulos sueltos, usa poleras ajustadas, muestra los bíceps y, acomodándose en un yate, conversa, entre otros, con Marat Safin. El próximo martes se cumplen 10 años de su proeza en Atenas, pero el retorno del Gladiador a Chile no tiene fecha concreta. Sólo se sabe que en Ibiza hay un ídolo feliz.

'No he hablado con él', señala, con parcial entereza, Tía Sonia.

'Supe que lo está pasando increíble', aporta su amigo, Waldo Martínez.

'Nooo', responden ambos, tajantes.

Actualmente Massú está enfocado en perder la cabeza y fotografiar paisajes. Viaja acompañado de un amigo que ama la vida y la noche y proyecta, tal vez, un viaje emotivo a Grecia. Quiere revivir la proeza.

Patricio Apey levanta el teléfono desde Marbella, España, y lo informa: 'Estoy organizando el homenaje por los 10 años de la medalla de oro. No hay nada concreto todavía. No trabajo con especulaciones. No hay fecha aún. No hay estadio aún'.

'Muchos grandes quieren venir'. Y señala, con fuerte emoción, que los grandes -sea quienes sean- apenas se enteran que harán un homenaje a Massú piden estar.

Apey, entonces, garantiza únicamente que vendrán tenistas significativos para Chile. Se menciona a Roddick y al doble alemán de la final olímpica, Nicolás Kiefer y Rainer Schüttler. Dos arios que, tras ser derrotados en Atenas, empapelaron con insultos a Massú en el camarín. Y luego lloraron en el bus de regreso al hotel. 'Bueno, si hay bronca entre ellos, muchísimo mejor', piensa el enigmático señor Apey, ex técnico de Gabriela Sabatini, de Kafelnikov y de Andy Murray.

'Quiero que este homenaje sirva para el tenis chileno. Que lo haga revivir', confiesa esperanzado.

'Ese día se cumplen 10 años de la proeza y no habrá fiesta. Ese partido marcó a la humanidad. Los mejores tenistas contemporáneos lo han acordado: nunca más se repetirá algo semejante, ni alguien ganará las dos medallas en los mismos Juegos Olímpicos, ni menos ganará una final así con un calambre'. J