Mucho más que terminar borracho
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La Subida Ecuador se transformó, en un momento de su historia, en una fábrica de curados. Muchos de los locales comenzaron a vender cortos de tragos de pésima calidad a 200 y 300 pesos, provocando que los jóvenes se borrarán rápidamente y que a la par aumentará, en la calle, la ilegal venta de ese maldito polvillo blanco conocido como 'la caspa del diablo' o 'la maldición Inca', que tiene a muchos compadritos adictos y con sus cuentas corrientes destrozadas. Hablo de la cocaína, que donde llega pudre con su manto de corrupción y decadencia todas las narices que toca con su salado veneno.
Creo sinceramente que este tradicional lugar de carrete tocó fondo y lentamente se ha ido parando, mutando a un lugar que es mucho más que quedar borracho y posicionándose nuevamente como una calle llena de entretención y gastronomía.
Una amiga me lleva siempre al Cassot, un lugar donde he probado los mejores mojitos de mi vida. La primera vez que entré tenían bolsas de hojas de hierbas naturales, que emitían un aroma espectacular. He probado el de arándanos, que te trastorna tus neuronas con sus frutos rojos. Los vasos son gigantes, con fino hielo picado. El ambiente de lujo y la música ambiente de buena calidad. Todo un descubrimiento en la Subida Ecuador y lo mejor es salir de la pega, tipín 19.30, y enfilar hacia Cassot, pedirse un mojito mixto (con hojas de menta y albahaca, y olvidarse de todos los problemas. Además en el horario feliz (happy hours) se venden dos mojitos por tres mil pesos y uno se puede ir para la casa cantando y bailando.
Otro de los lugares que ha experimentado una verdadera revolución de público es El Pimentón, que luego de ganar el premio a la Mejor Picada Porteña, todos quieren probar sus exquisitas chorrillanas, empanadas, pasteles de choclo y lasañas. A veces hay hasta fila para poder conseguir una mesa. Todo un premio al esfuerzo y dedicación de los propietarios, que con amor, solidaridad, pasión y mucho empeño se están consolidando en una de las ciudades más 'cocina gourmet' de todo el país.
También he visitado La Lupita, un restorán de comida mexicana y una pizzería cuyo nombre no puedo recordar, pero que estaba exquisita, no sólo la masa, sino que también sus ingredientes, todos frescos y ricos.
Creo que la Subida Ecuador está recuperando el sitial perdido por la oferta barata de alcohol y los traficantes del polvo maldito. Poco a poco sus locatarios están respondiendo a lo que la gente quiere: tragos ricos, ambiente para bailar, conversar, rockear, bailar cumbia, salsa, comer, enamorarse, discutir, pero todo en forma relajada y buena onda.