Daniel González chocó contra un portón el 21 de agosto y, una semana después, recibió una carta de despido del club Antofagasta. Jaime Vera, el entrenador, lo tildó de 'manzana podrida', una fruta tóxica, que más encima se estrelló contra una puerta en estado de ebriedad. Jaime Vera ha dicho que no quiere problemas similares a los que tuvo en la Roja, donde un grupo de manzanas negativas arruinó el proceso de Borghi. El presidente de Antofagasta, Jorge Sánchez, en fin, lo quiere lejos. Que se alejen los buenos para el trago. De modo que lo despidió con una breve carta. Pero Daniel González, hace unas horas, sacó al Chucky que lleva en el apodo, y amenazó con buscar justicia.

-Los voy a demandar- confesó González a este diario.

-Yo no estaba manejando.

-Sí, pero yo iba a atrás. En tribunales alegaré 'despido injustificado'.

El duelo, en el papel, parece desmedido: es una institución enfrentada a un cesante. Pero Chucky expresa el argumento más eficiente de todos: 'Jamás dejé de cumplir mi contrato. Fui a los entrenamientos. Estuve en todo lo que me correspondía'. Y, en lo que corresponde al accidente, afirma tener testigos, gente sensata y responsable, que corroboran que él, el astro regional, no iba manejando. Era un pasajero secundario con alcohol en el estómago.

'Jaime Vera desde que llegó al club me dijo que no me quería en el plantel. No alego contra eso, está en su derecho', confiesa. El choque, sin embargo, fue el detonante final. Chuky, al día siguiente, se acercó a darle explicaciones, a contar su versión, y Vera le dijo: 'No quiero saber nada'. Lo cortó. Desde ese día, el jugador llega a camarines y no encuentra su ropa deportiva. Pasó a ser un volante invisible de Antofagasta. Hasta que el presidente formalmente lo echó y el jugador prepara la demanda.

Daniel González, 30 años, ex jugador de siete equipos chilenos y de un equipo brasileño, dueño de un cañón en la pierna derecha, ahora es un desempleado sin rumbo. Como el libro de pases ya cerró, Chucky tendrá un semetre inactivo. Al menos, espera él, ojalá sea un semestre con el bolsillo lleno. J