El Rincón de Martín
lev
Es de público conocimiento que cada espacio en Valparaíso guarda y recoge secretos que van pintando la cuidad de muchos colores y adornan un ambiente cargado siempre de arte, cultura y un forma especial de disfrutar la vida. Asimismo también es públicamente sabido que hay algunos rincones de la ciudad que guardan lo peor de nuestra cultura y se lucen por lo negativo. Hay espacios que invitan a disfrutar de una buena experiencia en servicio y de una mejor experiencia en productos de buena manufactura, y otros lugares que aún con todos los esfuerzos por entregar un servicio amable, no han podido luchar contra su naturaleza y se han ido ahogando en, imagino, una rueda (costo - mercado - oferta) que les afecta de manera importante en la calidad que se entrega. Evaluamos una fuente de soda que no llena las expectativas. La oferta de menú de almuerzo y colación, acompaña su extensa oferta en frituras-cocina al paso que a pesar de no ser comida demasiado saludable, debería encantar por sabor y preparación. Esta vez, elegida una escalopa de vacuno a lo pobre, (parte de las colaciones), que es acompañada por bebida gaseosa, pan y pebre, nos llevamos la siguiente impresión: una atención ágil y rápida que quizás en esa premura olvida que no todos los clientes son asiduos, sino que alguno, dentro de los que me incluyo, entramos al local por primera vez, entonces necesitamos de una explicación o sugerencia y no la espera en silencio tras la pregunta ¿Qué se sirve? En lo gastronómico, el pebre de buen aspecto y sabor, con ají suficiente, en buena temperatura y buen sazón, pan algo frío quizás de muy temprano en la mañana o derechamente de ayer. Entiendo que el menú tiene elementos incluidos (no modificables) pero como cliente, la elección de los bebestibles sería un buen detalles, esta vez, solo llegó un vaso de gaseosa de máquina (de color naranjo) sin mediar pregunta alguna. Del principal, escalopa, papas fritas, cebolla frita y huevo frito, una bomba nacional que debe tener símbolos de técnica y frescura que son comprobables. Hoy se presenta como cebolla amarga, que indica quizás exceso de cocción en el inicio o el final del estofado del producto, con bordes muy acaramelados y cortes demasiado grandes que no deja disfrutar del sabor original de la cebolla que es muy atractivo, cuando las papas fritas de un local son de 'bolsa' o pre elaboradas es difícil lograr un mal resultado; en el plato, no lograba elevar el nivel, huevo entiendo a la plancha algo frío, quizás frito antes de las papas, lo que enfría la superficie y la escalopa con signos de cocción lenta en aceite frío que impregna el apanado de un sabor desagradable. En general, una experiencia no muy agradable. Es bueno recalcar que el almuerzo completo terminó en 30 minutos, con un servicio rápido y efectivo, lo que no logra agraciar.