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Sepa por qué los abuelitos le tienen mala al 'whatsapp'

fotos: manuel lema

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Hoy en día casi todos los chilenos cuentan con un celular para comunicarse. Pero este aparatito, que cada vez se hace más tecnológico e imprescindible, se ha estado transformando en el peor enemigo de los abuelitos porteños. ¿La razón? Los nietos apenas los pescan cuando hablan.

En actividad organizada por Sernatur, algunos de ellos aprovecharon de desahogarse contando por qué le tienen un poco de bronca a los teléfonos móviles.

'He visto que los celulares están perjudicando harto a las familias porque casi no existe comunicación entre padres e hijos. Además cuando uno llega y saluda, los nietos ni siquiera miran a la cara, no como antes que había una comunicación cara a cara donde todos conversaban y reían. Ahora en el comedor están todos con sus celulares y eso causa molestia', señaló Marta Pardo. Su hermana María Inés siente lo mismo.

'No es para nada lindo. Antes todo era maravilloso con juegos diferentes, sin tanta tecnología. Uno jugaba a la ronda, al luche, se subía a los árboles pero ahora los niños tienen otros intereses. Están todos metidos en el computador y si uno les habla no contestan porque están con el aparatito (audífonos) metidos en sus oídos. Eso a uno le da lata y da nostalgia del pasado. Hay cosas buenas en esta época como las lavadoras porque con la alteza era harta pega, pero hay cosas que se extrañan como la comunicación cara a cara', apuntó la mujer.

Óscar Morales está consciente que la tecnología debe surgir pero no se conforma. 'La tecnología desgraciadamente tiene que ponerse al día con el avance y aunque a nosotros nos cueste entenderla, tenemos que aceptarla. Pero ahora no hay control y eso es lo que nos está penando. Nos está penando porque se está perdiendo la amistad, no hay convivencia y somos muy individualistas. Y no sólo con la familia, los nietos, sino que en distintos momentos de la vida porque antes uno se subía en la micro e interactuaba con quien estaba al lado, pero ahora uno se encuentra con puros lolos escuchando música que no quieren conversar ni menos saludar', dijo.

Carlos Rojas, un hombre que se declaró solitario, también siente el peso de los celulares. 'A veces salgo a caminar por las calles para tomar aire fresco y sólo veo gente mirando el suelo, mirando pegados sus celulares, haciéndose añicos los dedos. A los cincuenta los quiero ver, todos van a tener artritis', profetizó muy serio. J