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El palo de Mauricio Pinilla ahora se convirtió en libro

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Pateó Pinilla, la pelota pegó en el palo y, setenta y cinco días después, nació un libro que se llama 'Minuto 119'. El periodista Cristián Arcos, autor del texto recientemente publicado, retrató toda la estadía de la selección en Brasil y considera que ese travesaño, el más desgraciado de la historia, simbolizó el Mundial de la Roja. Dice el autor: 'Es lo que pudo ser y no alcanzó'.

El recorrido parte feliz y termina con los jugadores negándose a cambiar camisetas con los brasileños. Por ejemplo, Arcos indagó que Neymar, el astro, buscó a Sampaoli en los camarines y ofreció regalarle la suya. Sampaoli se negó con elegancia. A Robben también le rechazó la camiseta. Opina Arcos que Chile, tras la eliminación, quedó destruido porque 'el equipo daba señales de ser distinto'. Pero quedó a mitad del sueño, como las otras Rojas, y eso, según constata 'Minuto 119', a esta generación le significó la peor estocada de su vida. 'Lo que pasa', dice el periodista, 'es que estos jugadores sienten que son los mejores de la historia'. Y eso, afirma, está muy bien. Pero ellos lo saben, 'si no ganan algo, jamás van a quedar consolidados'.

La crónica revela que este grupo aprendió a crecer en Brasil. Medel, dice Arcos, maduró. Bravo consolidó el liderazgo. Alexis ahora es el hombre maravilla. Y Sampaoli, por su parte, ratificó su carácter obsesivo. 'Es muy buen entrenador, pero el fanatismo hace cometer errores: Sampaoli exige a los jugadores hasta que se revientan', analiza el periodista.

El libro detalla la situación de Vidal y una compleja división en el cuerpo médico: unos aconsejaban que no jugara los primeros partidos, otros, desafiantes, con el objeto de callar bocas, lo propusieron para el debut. 'A Sampaoli sólo le importa ganar. No está pensando si después Vidal no podrá jugar nunca más'.

-Es verdad. En el avión de vuelta, Sampaoli le dijo a Jadue que ya no quería más. Que no quería seguir. Jadue lo miró y le dijo: 'Tómese vacaciones, Jorge. Hablemos después'. Sampaoli fue a Miami y, cuando retornó, ya se le había pasado todo. Sólo se había taimado tras la derrota.

-Iba empeorando. Valdivia no parecía estar a la altura de las exigencias. Y en un momento, él ya tenía clara su renuncia. Durante la competencia le pedía consejos a sus compañeros para ver si era mejor renunciar por carta o de otra forma.

-Hubo fiesta y carrete. Pero no fue para tanto y ocurrió en el tiempo libre de los futbolistas. J