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Obra sobre Copito de Nieve y sus 'últimas palabras'

cedida

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Copito de Nieve se muere y, en su agonía, quiere hablarnos. La palabra es su liberación, nos dice todo aquello que antes no ha sabido o no ha querido decir. Copito se humaniza ante nuestros ojos y nos habla de su vida; de lo que piensa sobre el guardián que lo custodia y sobre el gorila negro que lo acompaña.

Esa es la temática de la obra teatral. Es de una gran versatilidad para referirse al tema de la identidad del hombre moderno, la existencia y la condición humana, temas que han querido abordar y profundizar en gran parte de los montajes la compañía Colectivo Teatro Urbano PAT Chile. 'Es muy interesante poder llevar esta obra a escena, no sólo por su argumento textual y dramatúrgico, sino también desde un planteamiento estético, ya que resulta muy atractivo llevar dos gorilas a escena' señala Sidhartha Corvalán, director del montaje quien, junto a la compañía, lleva meses de estudio y ensayo en las salas del Parque Cultural de Valparaíso, polo de desarrollo creativo y de training cada vez más afianzado en la ciudad.

Copito de Nieve no es un gorila cualquiera. Copito es un 'ciudadano ejemplar' la paradoja de nuestra sociedad contemporánea. ¿Es posible que Copito sea más humano que nosotros mismos? Copito no sólo nos enseña diversas razones de por qué no temer a la muerte, sino también como enfrentar la vida.

'Son diversos los temas que aborda el texto dramático que nos interesa profundizar con esta obra, precisamente la humanización del gorila nos muestra la deshumanización del hombre contemporáneo. Copito es un espejo de nosotros mismos, no solo nos muestra nuestros temores y virtudes sino también nuestra hipocresía e inconsecuencia' apunta Corvalán.

'Últimas palabras de Copito de Nieve' se convierte así en un testamento vital y filosófico sobre la vida y la muerte. Sobre la muerte y la vida. Copito nos habla de una verdad humana, la vida, la existencia, la muerte, pero no olvidemos que esta verdad está dicha por un 'gorila'. Esta dicotomía es la que le da especial atractivo a la obra teatral.

El guión de Juan Mayorga nos introduce en un mundo en el que se humaniza aún más la figura de Copito de Nieve. Nos muestra un gorila tan parecido a nosotros que es como mirarse en el espejo, donde ves tus miedos, tus carencias, tus soberbias y tus virtudes.

Copito de Nieve, el pequeño Kong y el guardián, interpretados por Arturo Rossel, Alexander Castillo y Cristian Palacios, representan una trágica pero esperanzadora historia, en la que nos hablan de cuál es la visión de la vida dentro del zoológico a partir del punto de vista de un habitante muy particular.

'Más allá de los esteticismos o la crítica social, queremos hacer un teatro donde su fuerza radica en la palabra, el texto y la interpretación, con una profunda reflexión crítica a nuestra sociedad moderna, pero que cumpla la misión original del teatro occidental; dialogar con la polis y elevar el espíritu del espectador' finalizó Sidhartha Corvalán, director del montaje que verá la luz en octubre próximo.

Copito de Nieve ha sido el único gorila albino del mundo, fallecido en el Zoo de Barcelona en Noviembre de 2003, después de que los veterinarios y especialistas que lo atendían le practicaron la eutanasia, con el fin de evitar una 'agonía extremadamente dolorosa'. J

Saki, el gran fabulador

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La historia es más o menos así: Cornelius Appin, hombre de 'personalidad simple y negativa' y de 'reputación incierta', concita la atención de la conspicua concurrencia en la casa de Lady Blemnley. Afirma haber hecho un descubrimiento asombroso, un adelanto científico que hará palidecer los hitos de la pólvora y la imprenta. Appin ha desarrollado un método para hacer hablar a los animales. Y su primer y más avanzado pupilo es Tobermory, el inteligente gato de la casa. Los invitados, incrédulos, piden una prueba. Y con más incredulidad aún ven cómo el viejo Tobermory se pasea en el salón, hablando 'en un tono lento y cansino, con una voz horriblemente natural'. Claro que pronto el asombro da paso al espanto, cuando el locuaz felino, de agudo sarcasmo y brutal honestidad, comienza a revelar frente a todos los secretos más vergonzosos de los vinosos amigos de la anfitriona. Como gato, Tobermory se ha pasado por cada rincón de la casa y ha sido testigo de los pasajes más indeseables de los humanos.

La trama, divertido y burlona, corresponde a 'Tobermory', uno de los más exquisitos relatos de 'Los fabuladores y otros cuentos', título que reúne una docena de las mejores narraciones del escritor inglés Saki.

No es una exageración decir que Saki es un maestro de la fábula, un encantador, un hábil perpetrador en el arte de contar historias de aquellas que pronto generan adicción en el lector. Sus relatos son mayoritariamente breves, lo que refuerza el consumo voraz de los mismos, y carecen de florituras y aderezos innecesarios, por lo que todo el peso está concentrado en la historia.

Formado hacia las postrimerías de la era victoriana, Saki -quien trabajó como periodista- concentra sus relatos en una crítica mordaz pero elegante de las vulgaridades y bajezas de la sociedad, sobre todo aquella más encumbrada. En muchos de sus relatos, sus protagonistas son personajes de supuesta alta alcurnia metidos en insólitos problemas, como Theodoric, el hombre que creció 'alejado de los aspectos vulgares de la vida', quien, atrapado en un vagón de tren, se da cuenta de que lleva un ratón entre medio de la ropa; o las ostentosas Stossen, madre e hija que tratan de colarse a una fiesta y se encuentran cara a cara con un gigantesco cerdo.

Saki echa mano de los animales y los niños para encarnar todo su sentido crítico, a través de situaciones hilarantes donde los personajes quedan en ridículo. Así, por ejemplo, tenemos a Matilda, una chica castigada por su familia que se dedica a hacerle la tarde imposible a dos encumbradas señoras en 'El cerdo'; o los insistente hermanos que viajan en un tren haciéndole la vida imposible a su aburrida tía, en 'El cuentista'. Los finales de sus historias siempre tienen un giro sorpresivo, grato para el lector, sin moralejas innecesarias y que habitualmente dejan un buen sabor.

Digno heredero de Wilde y admirado por Borges y Bioy Casares -quien lo tradujo y claramente homenajeó su estilo-, Saki es simplemente un cuentista imperdible. Para leer y para escuchar.