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El difícil desafío de volver a la normalidad en la escuela David Ben Gurión

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Cuando Samuel pasa por la calle donde vivía junto a su familia, de inmediato recuerda a su tío. En realidad es el tío de su papá, uno viejito, pero que él quiso como si fuera su verdadero tío. Ese caballero, a quien este niño tiene grabado en su memoria, es uno de los fallecidos del incendio y, según Samuel, cuando piensa en ese fatal día se pone muy triste. Pero luego se le pasa, reconoce.

La familia de Samuel también perdió la casa en la emergencia y él, muy sabio dice: "La verdad es que fue para mejor, porque ahora nos estamos construyendo una casa más grande en otro terreno".

Samuel Poblete es alumno de quinto año en la escuela David Ben Gurión del cerro Las Cañas, donde muchos alumnos se vieron afectados por el siniestro. El establecimiento fue utilizado como centro de acopio y estuvo más de un mes sin clases. A seis meses de lo ocurrido, profesores y estudiantes intentan realizar las actividades en forma normal, pero se les hace difícil. "Me cuesta estudiar", reconoce Samuel.

Nelson Concha es profesor de Educación Física del establecimiento y cuenta que "el primer mes de funcionamiento de la escuela (tras el incendio), tuvimos que flexibilizar el currículum de acuerdo a las necesidades de alumnos y apoderados. Se hicieron muchas actividades de contención con sicólogos de organizaciones que vinieron a apoyar al colegio".

baja matrícula

Por eso hoy en el establecimiento están preocupados de lo que pasará a futuro con la matrícula. Para ello organizaron una serie de actividades para promocionar el colegio y así ojalá lleguen nuevos estudiantes.

"Al principio no perdimos tantos alumnos pero ahora sí hay una pérdida importante, porque se les dio una solución habitacional a los apoderados lejos del cerro", señala Concha.

Los funcionarios de la escuela organizaron dos eventos de difusión, los que se realizarán durante este mes. "Haremos dos jornadas artísticas para dar a conocer el establecimiento. Principalmente presentaremos danzas hebreas. También vamos a traer unas batucadas y queremos recorrer el cerro repartiendo afiches", comenta Nelson Concha. J

En el jardín infantil, los niños se ponen a llorar cuando oyen sirenas

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l Sólo 34 niños están asistiendo hoy al jardín infantil Guacolda, el que se quemó completamente para el incendio. Hoy funciona en una sede social ubicada justo al lado. El 20 de octubre debieran volver al nuevo y moderno establecimiento que les construyeron.

Lidia Mancisidor, asistente administrativa del jardín, que pertenece a la fundación Integra, cuenta que están trabajando para concretar el traslado.

"La parte pedagógica no la estamos haciendo como era antes, hacemos un trabajo más lúdico y de a poco estamos haciendo otras actividades grupales para poder estar más empoderados", explica.

A seis meses del la tragedia, Lidia Mancisidor señala que los niños todavía no superan el trauma: "Les aterra escuchar sirenas, muchos niños se ponen a llorar y algunos se esconden debajo de la mesa. Siguen con su drama. Además hay varios que todavía se acuerdan de las mascotas que perdieron . Hemos hecho varios talleres de contención con gente". J