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El voluntario que dejó la pega y sus estudios para cuidar perros y gatos

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l Álvaro Muñoz se lleva súper bien con los perros. Juega con ellos y los amansa sin problemas. Después de tantos meses trabajando como voluntario en el Hospital Veterinario de Campaña -que se formó después del incendio-, ha aprendido mucho de estas mascotas.

proyecto inédito

Así como Álvaro y Polca, fueron muchos los voluntarios que tras el incendio salieron a las calles con un objetivo muy especial: sanar, alimentar y contener a las miles de mascotas damnificadas. Pero fueron tantos los perros y gatos afectados que se creó este Hospital Veterinario de Campaña, que primero funcionó en el Liceo N°1 de Niñas y luego se trasladó a Playa Ancha.

Este mes ya está empezando su cierre pero, según cuenta Álvaro, fue una época intensa. Durante todo este tiempo muchas personas trabajaron en forma desinteresada. Además varios doctores prestaron sus servicios e incluso cuentan con moderno equipamiento, como anestesia inhalatoria, algo que sólo tienen los recintos universitarios.

El hospital actualmente tiene 24 perros y muy pocos gatos. Pero en el momento "peak", entre 30 y 40% de las mascotas volvieron con sus dueños originales. J

La vecina guardadora de la Plaza de los Muertos

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"Siempre llega mucha gente a la casa a preguntarme sobre el monolito, saben que yo lo cuido, que barro la plaza... Entonces vino este escritor que había estado antes acá y no lo podía creer cuando vio mi casa quemada, le corrían las lágrimas", cuenta Isabel Celedón.

Isabel ha vivido desde niña en el cerro Merced, justo al lado de la famosa Plaza de los Muertos o Plaza del Recuerdo, esa que recuerda a los más de 2 mil fallecidos del terremoto de 1906 -que fueron enterrados en una fosa común en el sector- y que esta vecina se ha encargado de mantener en pie.

Pero no sólo eso: Isabel también se hizo famosa por tener una casa muy linda, llena de detalles, antigüedades y rincones que quienes la conocieron recuerdan con cariño.

Hoy esta mujer, de 60 años, vive en una mediagua con ampliación. Tiene un baño químico y sólo una llave en el patio. A pesar de las precariedades, ella la amononó a su pinta y trata de volver a la normalidad, mientras espera que salga el resultado del subsidio al que postuló.

"Yo estaba en Arica, en la casa de mi hija, cuando pasó todo esto. Una amiga nos avisó y ahí empecé a ver la tele, estuve pegada día y noche, no lo podía creer", recuerda Isabel.

Después de diez días la dejaron volver y se instaló con una carpa y una carretilla en el lugar donde estaba su casa. "Si bien no viví la pesadilla de arrancar de las bolas del fuego, como todos me describieron lo que ocurrió, igual perdí todo. Lo que más siento son las fotos antiguas, de mis abuelos y papás. También los delantales con que concursaba (Isabel hace muchas manualidades)... A mí me marcó la pérdida con valor sentimental", confiesa.

A pesar de todo lo vivido, Isabel dice que es una mujer afortunada. Porque cuenta con el dinero suficiente para vivir y porque mucha gente la quiere.

Sobre la Plaza de los Muertos dice "mucha gente se preocupa, pero como estoy acá mismo la limpio, la riego, saco la basura".

Ahora su desafío es reunir las fotos que alguna vez se sacaron del sector. Por eso pide a reporteros gráficos y periodistas que le entreguen copias, para así recordarle a todos cómo era su barrio antes del incendio. J