Luego del cómodo triunfo obtenido por Chile ante el seleccionado peruano en Valparaíso (el viernes de la semana pasada), se suponía que anoche en el "Sánchez Rumoroso" de Coquimbo -y ante un rival que llegaba en rodaje, con técnico interino y muchas dificultades- la fiesta sería completa para la Roja.

En la previa, todos hablaban de una goleada en favor de Chile e incluso entre los propios medios bolivianos, no había mucho optimismo respecto a lo que podrían mostrar los dirigidos por Mauricio Soria. No obstante, el renovado cuadro altiplánico -sin siquiera recurrir al juego brusco- logró anular al cuadro chileno y gracias a la eficacia del atacante del Saprissa de Costa Rica (que anotó los dos tantos visitantes), estuvo a punto de quitarle el invicto a la Roja de Sampaoli... en canchas nacionales.

DE FIESTA A SUFRIMIENTO

Por lo demás, con un plantel casi estelar (9 de los titulares jugaron la Copa del Mundo), se suponía que Chile marcaría diferencias ante una Selección de Bolivia que ni siquiera presentó a sus cracks que militan en el extranjero, salvo contadas excepciones.

No obstante, las fallas defensivas de la Roja fueron graves y notorias. En el primer tanto, Medel le regaló el gol a Saucedo (lo dejó sólo frente a Herrera); y en el segundo, Isla se resbaló, facilitando el 2-1 parcial de los altiplánicos.

Por contrapartida, el vértigo de Chile es muchas veces... perjudicial. Es cierto, la intensidad y velocidad que impone Sampaoli es ya una característica. Pero cuando nadie pone la pausa, ni nadie habilita en profundidad (por algo Alexis Sánchez tiende a retrasarse en la cancha), como que el vértigo de la Roja se diluye ante la imprecisión en la puntada final.

Con el 1-2 en contra, sólo un "milagro" salvaba a la Roja de un papelón ante Bolivia y este llegó a los 90', luego de que Arturo Vidal marcase -vía penal- el dos a dos definitivo, luego de una clara falta en el área de Zenteno en contra del "Tucu" Hernández. J