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Conozca la dura labor del grupo de porteñas que retiran la basura

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Por excelencia, el retiro del aseo domiciliario y de calles era tarea exclusiva de los hombres en Valparaíso. Hoy, sin embargo, son cada vez más mujeres quienes deben limpiar, sacar bolsas y echarlas a pulso sobre el camión recolector. Sin duda un trabajo complejo, más aún en una ciudad de cerros empinados.

Placilla, en Valparaíso, es uno de los lugares más limpios que tiene la ciudad puerto. La clave del saneamiento no es la menor cantidad de población, sino que son las mujeres quienes trabajan en la recolección del aseo domiciliario.

historias de calle

"La labor de ellas es mantener las calles, pulir, recoger los 'arturitos' cuando están atiborrados. Durante las emergencias hemos tenido que ponchar, que es recolectar el material en ponchas plásticas como era antiguamente. Ahora estamos más modernos y ellas recolectan la basura en los boquetes y la echan a los contenedores; en la tarde viene el camión y lo retira, es una labor dura, pero entretenida", dijo Miguel Ángel Zamora.

En la mañana, de 8.30 a 13.00 ellas recolectan toda la basura de un sector y en la tarde, a contar de las 15.00 horas deben echarlas al camión recolector.

"Es un trabajo muy sacrificado, sobre todo fue en el paro donde teníamos que echar la basura a pulso al camión que no era recolector, era tolva; entonces es mucho más alto. Andábamos puras mujeres, incluso una vez yo tuve que llenar dos camiones de esos con otras tres personas más y a pulso no más, todos los días", relató la señora Gladys.

Muchas cosas se encuentran en la basura. La gente bota cosas sin ningún pudor y muchas veces sin pensar que son seres humanos iguales que ellos los que se tienen que encargar de recolectar los desperdicios.

"Me he encontrado teléfonos. Algunos dejan ropa en buen estado. Muchos carné de identidad, de conducir; documentos de todo tipo que se caen, que botan por descuido o que han sido robados por otros y que luego para deshacerse, los botan a la basura", señaló la mujer.

Sacrificio

Por ordenanza municipal, cada propietario debe preocuparse de mantener su frente limpio. Ellas los limpian y así le evitan multas a los dueños de casa, no obstante a algunos no les parece y le reclaman. Otros agradecen y hasta les dan dinero. Hacen tratos especiales con ellas para que se preocupen del limpiarles y luego les pagan por ese "pitutito", les dan mercadería o ropa.

Pero el mayor reclamo de estas mujeres tiene que ver con lo sucia que es la gente. Algunos no se preocupan de echar los papeles del baño en una bolsa aparte, sino que los lanzan sueltos al tarro de la basura y se vuelan cuando los vacían hacia los camiones. Se encuentran en los contenedores hasta con excremento humano.

discriminación

"La gente cree que vamos a robar, hay algunos que tienen los tarros dentro de las casas, no nos dejan entrar a sacarlos y después no dicen ni gracias. Creen que andamos desaseadas y a veces, hasta en la micro se han corrido de mi lado", dijo Andrea Pino.

Pero no sólo es la gente de afuera la que las mira feo, sino que en algunos casos, sus propias familias sienten vergüenza de esa labor.

el jefe

"El aseo nunca va a ser una cosa agradable, además hay situaciones en que hay que ser consejero sentimental, matrimonial, médico, asistente social o sicólogo; no es lo mismo trabajar con varones que con damas porque siempre falla alguien en los turnos pues se enferman los hijos; hay problemas en los colegios; hay accidentes de los niños o no tienen con quien dejarlos. Son jefas de hogar, son el sustento. Muchas veces tienen problemas para llegar a fin de mes con la luz, el agua y la colación de los niños. En inviero están preocupadas si los niños llegaron bien a la casa, si tienen frío, si comieron algo calientito. Pero nos hemos arreglado, de algún modo hemos salido adelante y lo hemos hecho bien", dijo Miguel Angel Zamora. J