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Fitoterapia: la medicina de nuestros ancestros

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¿Quién no creció en su casa con la clásica "agüita perra" de la abuelita? Cuando alguien se sentía mal, especialmente después de los almuerzos de domingos familiares, no era extraño que la dueña de casa partiera al patio y de la nada apareciera con una infusión de extrañas yerbas. Los comensales sin preguntar se la tomaban y al poco tiempo los malestares desaparecían.

Quizás sin saberlo, nuestras abuelas estaban practicando hace mucho tiempo la fitoterapia, rama de las medicinas complementarias enfocada a la sanación a través de las plantas medicinales y que no sólo se dedica a curar los dolores estomacales, sino que también a combatir la fiebre, las alergias, el asma y un innumerable listado de males que son recurrentes en nuestras casas.

Verónica del Pilar Urrea Cerna creció con el concepto de las plantas medicinales muy de cerca. Su abuela era una erudita en el tema y en la localidad de Los Ángeles, en la VIII Región, se convirtió en la verdadera "curandera del pueblo".

"En el campo queda todo lejos y por lo mismo es necesario tener algunos remedios a mano para poder entregar un alivio o una solución a la gente. Fue así como mi abuela se transformó en prácticamente la curandera del pueblo, porque ella poseía, gracias a su madre, la información con respecto a las distintas hierbas o plantas medicinales", detalla Verónica Urrea. Años más tarde, ella misma se instalaría en la localidad de La Cruz, en la V Región, para hacerse cargo de su propia empresa (Apiyerbas), orientada al cultivo de más de 50 plantas medicinales.

Durante su adolescencia, Verónica sufrió un extraño mal que la aquejó por más de un mes y medio y que finalmente terminó por convencerla de que la fitoterapia era más que un cuento de la abuelita.

"A los 17 años de edad padecí una enfermedad inexplicable; sus síntomas desconcertaban a los médicos, quienes no podían deducir lo que estaba sufriendo. Las características eran que cada noche, durante un mes y medio, una fiebre fulminante me acechaba hasta los 40° C y en mi rostro y cuerpo florecían diviesos (forúnculos). Ningún doctor con el modelo de medicina científica pudo dar un diagnóstico, examen tras examen y nada", detalla Urrea.

"Mi madre y mis hermanos, con su desesperación y siguiendo sus tradiciones, me llevaron a un 'meico' del sector de Puerto Montt, quien se basaba en un modelo empírico, folclórico, tradicional, apoyado en brebajes medicinales e imposiciones de manos. El curandero tardó mes y medio en lograr estabilizarme. Por ello y las experiencias vividas a lo largo de mi existir, he tenido contacto directo con la medicina natural y con las creencias de mi abuela", agrega la especialista.

enseñanza

Uno de los objetivos de los fitoterapistas es difundir entre la población los beneficios que pueden obtener de determinadas hierbas. "Nosotros tratamos de enseñarle a la gente que las plantas medicinales sirven para combatir ciertos males. Más allá de tener una empresa relacionada al tema, lo importante para nosotros es que la gente sepa que allá afuera hay un montón de cosas que le hacen bien. Hoy la gente está enferma de todo, pero especialmente del famoso colon irritable, el estrés y otros males relacionados, y precisamente existen una serie de hierbas que van de la mano y que sirven para combatir esos males", señala Urrea.

Pese a que prácticamente cualquiera puede tener un pequeño huerto en su casa, la experta advierte que no es cosa de llegar, plantas y cosechar.

"Hay plantas que se demoran cierto tiempo en crecer, hay otras que se deben plantar en ciertas épocas del año y otras que merecen un cuidado especial. Por ejemplo, si uno ve una planta que ha crecido, no significa que esté lista para ser cosechada. Hay algunas que deben ser cosechadas antes que florezcan porque es ahí cuando las plantas alcanzan su máximo poder curativo", explica.

No todas las plantas son aptas para todos los climas, por lo que a veces es inútil tratar de cultivar una especie que no es de la zona. "Además existen plantas que son de recolección y otras que hay que criarlas y educarlas para que puedan crecer de forma correcta", detalla Urrea.