Molestia generalizada por el pésimo arbitraje del sábado
No había que ser muy entendido en fútbol, para saber -o al menos sospechar- que el pleito que sostendrían por la 14a fecha del ascenso las oncenas de San Luis y Everton en Quillota sería a lo menos... "caliente".
Y, por lo mismo, que ya el miércoles de la semana pasada que, en estas mismas líneas, se planteó la inquietud respecto a la idoneidad de Marcelo González (el juez designado para dirigir en Quillota), un árbitro de escasa experiencia en el profesionalismo y que a todas luces... no estuvo a la altura de un partido que sacó chispas, tanto adentro como fuera de la cancha.
Tarjetero a decir basta (mostró 9 cartulinas amarillas, otras 4 rojas y también expulsó al técnico visitante), el árbitro Marcelo González fue protagonista principal de un partido que definitivamente le "quedó grande". De hecho, en ambos vestuarios hubo reclamos en su contra, ya que mientras en San Luis se quejaron por el "juego brusco de Everton", entre los ruleteros hubo consenso en que el árbitro no supo manejar el partido y que, presionado por los hinchas locales, se precipitó -y equivocó- en varias de sus decisiones.
Es cierto, el partido no fue una "taza de leche", pero tampoco era necesario cortar tanto el fútbol y conversar tanto en la cancha, ya que el juez, a cada instante, se detenía a explicar sus decisiones, lo que tampoco corresponde.
RECLAMO FORMAL
Presente en las tribunas del "Lucio Fariña" de Quillota (recinto que tampoco ofrece ni la más mínima seguridad para directivos visitantes e incluso medios de prensa escrita), el presidente de Everton, Antonio Bloise Ramos, anunció la presentación de un reclamo formal ante la ANFP, ya que los errores referiles en la Primera B... son demasiados. En el caso de Everton, por ejemplo, ya pasaron colados el penal (dos metros dentro del área) que el juez José Cabero no le sancionó a Miralles enfrentando a La Serena (23 de agosto) y el pelotazo en la cabeza de José Martínez, que el juez René de la Rosa sancionó como penal en favor de Coquimbo, el 18 de octubre pasado. Errores garrafales y que cuestan puntos. J