Secciones

Plasmaron la historia de ascensores y trolebuses

E-mail Compartir

El carácter patrimonial de Valparaíso se define en parte por dos servicios vinculados al transporte público: sus ascensores y trolebuses. Los primeros conforman una postal clásica del puerto desde su inauguración en 1883, pese a que hoy sólo existen 16 de los 30 que operaron alguna vez en la ciudad, y que han sobrevivido gracias a que algunos fueron declarados monumentos nacionales desde finales de la década de 1970.

De forma similar, los trolebuses, con varias máquinas en servicio desde 1952, también son un transporte que ha formado el carácter tan particular a Valparaíso. Son los vehículos de este tipo más antiguos en el mundo en funcionamiento, lo que motivó en 2003 la declaratoria de 16 de estas máquinas como monumentos nacionales.

Por la relevancia de ambos servicios, su valor patrimonial y para difundir la importancia del transporte público en la historia del puerto principal, el colectivo Micrópolis, conformado por los historiadores y doctores en Arquitectura y Estudios Urbanos de la PUC Simón Castillo, Marcelo Mardónes y Waldo Vila, realizaron "Valparaíso. Un siglo de historia visual del transporte público, 1860-1960".

El texto constituye como un aporte al reunir en más de 180 páginas diversos registros, especialmente fotográficos, recopilados en diversos archivos y colecciones particulares. Las imágenes se acompañan de textos que dan cuenta de los principales eventos relativos a la aparición de los diversos medios de transporte que operaron durante el periodo en la ciudad. Cuenta además con una introducción del Premio Nacional de Historia 2008, Eduardo Cavieres, y es una edición bilingüe, traducida al inglés por Pablo Larach.

Micrópolis, iniciado en el año 2010, ya en el año 2011 realizó un texto similar, pero basado en Santiago, luego del cual el inició este nuevo proyecto basado en los medios de movilización colectiva de la ciudad puerto, partiendo así una recopilación a nivel nacional de los registros visuales de las principales ciudades del país y su transporte público.

"Valparaíso. Un siglo de historia visual del transporte público, 1860-1960", tendrá un precio promocional de lanzamiento de $15.000. J

Un maestro del cuento

E-mail Compartir

Ser un maestro del cuento es una tarea difícil y reservada sólo para algunos escritores que se manejan con superioridad en este escurridizo formato, que no admite errores. Uno de ellos es el argentino Ricardo Piglia, completísimo novelista pero también un sobresaliente en el ámbito del relato corto, como queda de manifiesto en "La invasión", volumen de cuentos reeditado este año por Random House Mondadori, en una bella, cómoda y económica edición de bolsillo.

En "La invasión", el mismo Piglia ha hecho lo que muchos escritores, demasiado apegados a sus palabras y a sus egos, no han ejecutado con sus propios textos: cortar y suprimir hasta dejar la esencia del relato y nada más. "Ya sabemos que -como decía Hemingway- todo lo que podemos sacar de un cuento, lo va a mejorar", confiesa Piglia en el prólogo. Y vaya que tiene razón. No se trata de podar por podar, ni de hacer micro relatos, sino de lograr textos donde nada sobre. La tarea la emprendió cuarenta años tras la publicación original de "L a invasión": cortó, agregó y casi cambió por completo uno de los relatos. Y el resultado es un deleite para el lector.

Como siempre, la relación con la historia de la nación argentina está presente en los relatos de Piglia, pero también la profunda caracterización de sus personajes.

"El joyero", cuento que abre el volumen, es un entrañable y emotivo relato acerca de un ser marginal, que sólo sabe confeccionar joyas para que otros se engalanen, a quien su ex mujer le ha prohibido ver a su hijita. El joyero siente que sólo ante la presencia de la pequeña se expresa su verdadero ser, aquel hombre que nadie más conoce, y ejecuta -más que urde- un torpe plan para ver y llevarse a la niña por unos días. Los detalles del proceso sólo añaden pesadumbre y emotividad a un historia que, sabemos, no tendrá un final feliz.

En "Tarde de amor", nos encontramos a otro par de solitarios: Wagner, un alemán que mantiene un pasquín de aprontes hípicos -exiguo seguidor del Führer, como muchos que aún viven allende la cordillera-, y el maestro Pardo, un viejo que sobrevive dando clases de guitarra, escuchan con conspicua curiosidad, cada tarde, los devaneos amorosos que ocurren en la habitación de al lado, esperando, quizás, que algo de ese placer les alcance.

"Las actas del juicio" -según Piglia, su mejor cuento, y vaya que tiene razón- toma un hecho real -el asesinato del general Urquiza, a manos de su propios hombres, en 1870- para narrar una ficción a partir de las declaraciones de uno de los implicados.

La resistencia anti peronista también está plasmada en "Mata Hari 55", un relato romántico, inocente, acerca de una chica que se ve inmersa en los trasnoches de una revolución.

Piglia, gigante de la novela, se muestra en este libro también como un maestro del cuento.