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Reos rompen machismo y se hacen tejedores

Fotos:manuel lema.

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En un día nublado llegamos hasta el complejo penitenciario de Valparaíso. Al entrar nos recibe un grupo de gendarmes, quiénes con una sonrisa nos hacen ingresar al recinto. Pasamos por una máquina que detecta metales, tal cual como si entráramos al aeropuerto. Uno de los gendarmes nos abre una puerta grande. Caminamos por un largo pasillo que huele a pintura fresca y seguimos caminando por un largo pasillo. Pasamos por un patio de reos. Los hombres no nos miran pues están preocupados de una pichanga.

Las ventanas son pequeñas y desde éstas cuelga ropa. Entramos a un taller donde hay presos pintando y otros cortando maderas, ninguno de ellos pierde el tiempo; todos trabajan concentrados. Nos saludan amablemente aunque por sus caras algo parece preocuparles.

Al pasar los minutos nos hacen ingresar a la habitación donde es la ceremonia. Muy amables y caballeros me corren las sillas diciéndome: 'adelante señorita, siéntese'. Entre risas, orgullo y hasta lágrimas de su profesora reciben sus diplomas. Son los alumnos del curso de tejido en telar.

Al terminar la ceremonia hablamos con algunos de los reos. Nos cuenta lo feliz que se sienten con el diploma y en donde nos hablaron desde el corazón contándonos parte de su historia de vida.

Daniel Castillo lleva ocho años en la cárcel y le quedan tan sólo tres meses para quedar en libertad. Hace menos de un mes recibió la lamentable noticia de que su madre había fallecido. Ella fue la principal gestora de su hijo para que se atreviera a hacer el curso de tejido.

'Mi mamá siempre me decía que aprendiera cosas nuevas, cosas que uno como hombre no pesca, pero ahora prendí algo nuevo, fue bonito y me ayudó mucho a llevar la muerte de mi mamá'. Cuenta Daniel.

Le cuesta hablar de motivos, pero finalmente reconoce que se encuentra en la cárcel por robo.

'No me dedicaba a nada en especial, andaba en las calles', dijo.

Tras contarnos un poco de su historia, le preguntamos sobre esta oportunidad entregada a través de la Fundación OTEC en conjunto con el SENCE. Daniel nos comenta la alegría de recibir el certificado taller de tejido en telar. Comentó que aprendió a fabricar chalecos, gorros, bufandas, entre otras cosas.

Dice que le ha servido hacer este curso pues lo saca de su rutina dentro de ese ambiente que suele ser tan duro en ocasiones. 'Me ha servido de mucho, para salir del sistema carcelario, para aprender cosas nuevas, para estar sentirme más libre y para tener donde apoyarse en un futuro'.

Daniel cuenta que este curso le servirá de herramienta para cuando salga de la cárcel pues quiere sentirse parte de la sociedad y validado como persona. 'Así haré algo sin necesidad de recaer en situaciones las cuales ya ha lamentado anteriormente como el tema de robar para poder mantenerme'.

Freddy Mora, otro de los integrantes de este curso, alegremente aceptó contarnos parte de su historia. Freddy es de Villa Alemana y lleva cuatro años en la cárcel. Comenta que le quedan cuatro más. Los motivos por los cuales está preso son por robo en lugar habitado.

Freddy tiene una hija de tres años, dice que la extraña mucho. Afirma que la llevan muy seguido a pesar de no estar con la madre de su hija. Tras estas horas de visita, intentan aprovechar al máximo el tiempo.

Freddy nos cuenta que su familia lo visita seguido. Van sus hermanos. Son ellos mismos quienes llevan a su hija para que puedan compartir de un rato agradable y no perder el lazo entre padre e hija. 'Me siento bien cuando vienen a visitarme, la visita es lo más valorizado cuando está aquí adentro, porqué ahí uno sabe quién está con uno y quién no'. Dijo.

Luego de contarnos un poco su historia, hablamos sobre el curso que hizo. 'Con algunos compañeros supimos del curso, nos gustó y decidimos entrar ', cuenta Freddy.

Dice que le llamó la atención lana. Nunca pensó que con sus manos iba a poder lograr las maravillas que realizó en este curso.

Se encuentra agradecido de la oportunidad y no se arrepiente de haber sido parte del curso de Sabina Gómez, profesora que estuvo a cargo del taller

Freddy, a pesar de encontrarse lejos de su hija y su familia, no deja de lado su buen humor y su alegría, con ese entusiasmo que lo caracteriza trata siempre de entregar un momento de risas a sus compañeros quienes se ríen y celebran felices las bromas de Freddy.

Cuenta también lo difícil que es estar dentro de este lugar, por lo cual intenta siempre estar de buen humor, algo que es fundamental. .

Este joven aún no tiene claro que será de su futuro cuando salga de este recinto, lo que si planea estar más cerca de su hija y poder compartir más tiempo con ella.

Me llama la atención su aparente tranquilidad y sus ojos nostálgicos, los cuales me miraron expectantes.

Al preguntar cómo se llama, él rápidamente quiso saber el mío y luego de saludarme amablemente comenzamos a conversar.

Enrique lleva dos años y medio en la cárcel. Le faltan dos años para salir. El motivo de su detención es robo.

Mientras sostiene un diario nos cuenta que su familia lo viene a visitar y al contrario de otros reos, el siente nostalgia cada vez que los ve; nos cuenta que hay muchas más gente que está detrás suyo, como alguno de sus hijos que no lo han visitado. Cree que puede ser por falta de dinero o más bien por vergüenza.

Enrique mientras se cruza de brazos sigue relatando sus vivencias dentro de este espacio. Nos cuenta que es un lugar muy difícil y que hay que aprender a sobrevivir. Se forman muchas riñas y hay que estar muy atentos, un roce una mirada una frase mal dicha te puede llevar a una pelea e incluso a la muerte, nos contó con tristeza.

Respecto a cómo llegó al curso, responde que ha asistido a vario cursos. 'Me llamó la atención esto de la artesanía y por ese lado pensé que podía ser entretenido'..

Enrique nos dice que cuando uno está en un lugar privado de libertad, necesitas mantener la cabeza ocupada. 'No hacer nada te hace pensar cosas, cosas tontas, entonces si te mantienes ocupado te centras'.

Luego con el tiempo se fue dando cuenta que si se pueden hacer cosas bonitas con material de hartos colores de distintas formas, cosas que no tenía pensado nunca hacer.

'Esto me ayudo a darme cuenta de capacidades que no pensaba que tenía, además de relacionarte con otro tipo de personas y así saber que quieres dejar para ti y que es lo que quieres desechar' dijo Enrique Aravena, un hombre de ojos tristes. J