Gaviotas con bajón roban el pescado a vendedores
Caminar por las calles porteñas, subir la mirada y ver un sinnúmero de aves sobre nuestras cabezas es algo más que común. Generalmente no le hacen daño a nadie, pero en ocasiones el hambre las obliga a cometer fechorías como robarle los pescados a los vendedores que se ubican en las calles del puerto. Claudio Neira, un comerciante que lleva más de 40 años vendiendo pescados, asegura que "las tenemos en invierno y en verano. Aquí les damos comida y por eso se acostumbran a venir a pedir.
Imagínate que yo no trabajo los días sábado, domingo ni lunes y las gaviotas no aparecen. Saben cuando venir, aquí las tratamos con cariño".
Gran sorpresa nos llevamos: los comerciantes son felices con ellas al lado, pese a que más de una vez les hacen salir "canas verdes" cuando se llevan sus productos a escondidas. Otras veces, sin embargo, "se suben acá al tablero y sacan. Uno ya las deja, son prácticamente de la familia. Hay que entenderlas, ya casi no encuentran peces en el mar, entonces vienen a pedir acá para no morirse de hambre. Ellas comen sardinas pero ya no se pueden encontrar; solo hay pescados grandes y ellas no pueden tomarlos así que vienen acá y piden rastrojos. Las gaviotas son parte de la ciudad así que no las voy a andar echando", confesó Claudio.
El amuleto
Es tanta la costumbre que tienen de lidiar con las aves, que los comerciantes ya las ven más como un amuleto de buena suerte que como una molestia. Así al menos nos confiesa Claudio Neira, quien contó que las gaviotas "nos dan bendición. Llego en la mañana y si están ahí esperándome, les tiro un trozo de pescado y así me va bien todo el día". J
