Comerciantes callejeros entregan tips para evitar a los canallas de lo ajeno
Con la llegada del verano y los turistas de todas partes del mundo, los amigos de lo ajeno salen como buitres en búsqueda de sus víctimas. Los vendedores ambulantes son testigos de estas escenas día tras día y es que por eso, pese a que no quisieron revelar su identidad para que no los tilden de "sapos", es que se la jugaron y dieron una serie de tips para que tanto ellos como los transeúntes puedan anda con más tranquilidad por la calle.
"La ocasión hace al ladrón" es lo primero que nos revela nuestro informante que oficia como vendedor en la calle. "Siempre buscan cosas pequeñas y fáciles de sacar, por ejemplo las pulseras, cadenas o todo tipo de joyas. Quienes venden eso son los más perjudicados porque si hay 20 personas mirando es imposible poder echarle el ojo a todos", agregando que "hay cabros que ni siquiera roban por necesidad, ponte tú se están se están haciendo el lindo con una chiquilla y ¡paf! sacan unos aritos para después pasárselos. El tema es ser más vivo que los demás, te pillan pajareando y perdiste. Imagínate que en este rato en el que estamos hablando yo ya vi a dos locos mirándote el bolso".
de todo un poco
Según aconseja nuestro informante "no cuesta nada afirmar un poco las cosas cuando se va caminando. Nadie quiere andar con la billetera o la cartera encadenada, pero tampoco hay que llevar el teléfono con dos dedos. Esa es la otra, con toda esta onda de los teléfonos nuevos, la gente se pasa hablando por Whatsapp y ni miran lo que está pasando alrededor, ¡No miran ni para el frente! Cuánto cabro he visto pajareando con el teléfono y teniendo que amagar para no chocar con un poste".
Desde la vereda de los comerciantes, además, revela que "por lo menos la gente que va caminando y le roban es ayudada por Carabineros, pero a nosotros no nos pesca nadie. Si nos roban no tenemos derecho a reclamo por estar en la calle y para peor, si hacemos el intento de dejar nuestro lugar, nos roban de nuevo por pavos". J
l El cambio cultural es lo que más acusa este vendedor, quien señala que "antes, por último, los ladrones sabían que uno tampoco tiene plata entonces te dejaban tranquilo. Ahora eso ya pasó, les da lo mismo si es una viejita, un vendedor o un cabro chico. El que quiere robar, roba y lo hace porque sabe que al otro día va a estar libre y eso si es que lo pillan. A la larga el trabajador como tú o yo es el que siempre paga por los platos rotos".
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