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La historia del loco de la batería de Pedro Montt

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Caminando por Pedro Montt nos encontramos con este loco de la batería. Seguro que usted también lo ha visto. Llama la atención pues su batería es en base a tarros y otros desechos que él ha recolectado, pero quién es este personaje.

Se trata de Juan Segundo Astorga, ex mueblista. Dejó su oficio hace cinco años para dedicar todo su tiempo sólo a tocar batería. Reconoce que es una pasión que sentía desde pequeño.

El hombre de 65 años, proveniente de la ciudad de Curicó, llegó hasta Valparaíso, "atraído por su fama cultural -dice- y para demostrar su talento a los transeúntes". Juan Segundo se la cree. Abre los ojos con cada palabra. "Allá es puro campo, hay puros cerros, acá hay más gente, puedo ganar más plata y música", afirma seguro.

-Siempre me gustó tocar batería. Lucho Barríos era mi ídolo, una vez lo vi tocando y me gustó; por ahí partió todo con la música. Soy un aficionado a la música, más que un músico.

Para este hombre su batería lo es todo, pero le preocupa inmensamente no contar con una real.

"Tengo que estar armando una nueva casi siempre, me encantaría tener una nueva, me gustaría hablar con Farkas, yo sé que él es de buen corazón y me regalaría una", dice el baterista callejero.

hogar de cristo

La vida para Juan no ha sido fácil. Actualmente vive en el Hogar de Cristo. Su sueño es tocar en grandes escenarios de la región. Llevar la música tropical, las rancheras y los valses peruanos al Teatro Municipal. Le brillan los ojos cuando se imagina ante el aplauso del respetable.

Por ahora debe conformarse con actuar en la calle. "A veces me dan harta plata, incluso billetes de 10 lucas, con eso me puedo comprar comida y todo lo que me haga falta", dice.

El díscolo de la batería hace un alto y regresa a sus orígenes, al campo, a su infancia sureña. Reconoce que era un niño normal con cierta afición a la música. Creció. Hizo una serie de trabajos. La vida se fue en un abrir y cerrar de ojos. Pololeó, pero no tuvo hijos ni familia. Mueve la cabeza y dice que sólo tiene hermanos y que ellos son su único nexo familiar. "Éramos 20 hermanos, ahora quedamos como 11. Ellos saben que esto de golpear los tarros a mi me encanta" afirma Juan Segundo y luego le da un golpecito a un tarro gigante de duraznos.

Atención: el extravagante hombre de barba tiene planes de cambiar de ruta. Pretende tomar su carro de supermercado, su batería y partir rumbo hacia Reñaca y Concón. Dic e que allá, en Reñaca, lo puede encontrar un caza talentos, tal vez de la televisión.

"Allá ganaría más plata, anda más gente y como es época de verano la gente se entusiasma más con este tipo de actividades culturales que uno realiza", destaca.

Hace un alto en su historia y nos ejecuta una demostración de su talento: "Miren les haré un recorrido por mis temas". Comienza el show. Golpea una vez; otra con el algo de ritmo.

-Está conectado a la batería. Ésta es una batería inteligente (contesta riendo).

Juan se muestra atento y muy simpático con nosotros y los transeúntes. Muchos pasan y lo saludan amablemente, incluso hasta los vendedores de té y café se le acercan para saludar y ofrecerle algo para calentar el cuerpo. Se ha ganado el cariño.

Fans

"El hombre le pone talento. A la gente igual le gusta que haga música, además se hace el leso, si tiene hasta sus seguidores, vienen a sacarse foto con él", declara entre risas Jaime Blanco, vendedor de té y café de la calle Pedro Montt.

Antes de irse, el vendedor le entrega a Juan un papel en el cual se encuentran algunas oraciones y le dice: " tome amigo, cuídese, para que lo lleve en el camino, no lo olvide".

Después de un poco de boleros, Juan Segundo Astorga no deja de insistir por una batería de verdad como si esta nota la leyera Farkas.

"Mire tengo hasta las baquetas, por último quiero una usada. Farkas escucha, quiero una batería por favor", afirma con estusiasmo Juan Segundo, el loco lindo de la batería. J