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Herrera y Fierro ni se pescan en la selección

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Gonzalo Fierro es un lateral derecho con proyección, dueño de la jineta de Colo Colo, perito en fabricar faltas y, en estos días, productor en masa de anticuerpos. El ex "Joven Pistolero" fue apuntado con el dedo por una serie de futbolistas promotores de las buenas costumbres, luego de que simulara un foul que terminó con la expulsión de Fernando Lazcano, jugador poco violento de Iquique.

Más tarde se le acusó de ser uno de los gestores del veto a Claudio Bravo. Voces anónimas, vinculadas de manera informal con La Estrella, incluso lo sindican como el principal detractor de Héctor Tapia en Pedrero.

Ayer, en tanto, el aura que rodea a Fierro generó estrés en Pinto Durán. El vestuario, explican conocedores de la intimidad de la Selección Chilena, está dividido en dos bandos: el liderado por Johnny Herrera, compuesto por los azules; y el que comanda el carrilero, integrado por los albos. En silencio, y en una posición rezagada, miran los de la UC.

El informante añade, con discreción, que Fierro y Herrera no se dirigen la palabra. Que la relación se acota a un saludo formal por la mañana y a un adiós frío en la tarde. Cuando se cruzan, el aire se torna tenso. Y esa tensión estresa al resto de los jugadores.

El especialista

La salud mental de la Roja nos preocupa. Por eso recurrimos a un especialista: Felipe Fuenzalida es un psicólogo deportivo muy reputado, experto en lidiar con jugadores de carácter y uno de los pocos humanos que ha logrado penetrar en la mente de Johnny Herrera.

Dice que el arquero es un líder innato. Que tiene capacidades cognitivas por sobre el futbolista promedio y que eso lo traduce en su forma de relacionarse. Es, en definitiva, un hombre que habla fuerte. Por eso le planteamos al psicólogo la rivalidad que existiría con Fierro. Le exigimos una solución, una receta para evitar el conflicto. La convivencia del equipo corre peligro, señor Fuenzalida.

Y el especialista nos pide calma. Al interior de un plantel, explica, suele haber dos o más grupos. Los líderes reclutan su ejército y generan sus propios lazos.

-Si el objetivo es compartido, si está claro, no debería por qué afectar el juego colectivo.

La voz de Fuenzalida expela sabiduría. Habla lento y de forma modulada. Y para aclarar su punto, cita un caso histórico. "Piensa en Palermo y Riquelme", grita.

-Fuera de la cancha no se hablaban. No obstante, adentro Riquelme siempre buscaba a Palermo. Finalmente llegaron a ser una dupla que le permitió a Boca ganar una enorme cantidad de títulos. J