Un escultor relevante
En el Parque Cultural Valparaíso, como se denomina al recinto de la Ex Cárcel de la ciudad y luego de una conflictiva, ideologizada y mediocre gestión de los últimos años parece que una nueva briza sacude el lugar. Ojalá sea pronto un viento huracanado para que borre huellas indeseadas de un proyecto cultural mal diseñado, sectario y muy individualista. Algo se nota ahora con la exposición de esculturas del destacado escultor porteño Iván Cabezón.
Cabezón opto por elegir materiales no tradicionales para sus obras. Escogió metales usados, chatarras, restos de estructuras, partes y piezas de vehículos o muebles para reutilizar sus elementos articulando una propuesta escultórica que no ha tenido otros cultores de la talla de él, al menos en la calidad y contenidos que Cabezón le imprime a sus trabajos. Es por ello que asume el papel no solo de un gran creador sino que es un fiel exponente del arte contemporáneo porteño.
Cortar metales, repujar, soldar, quemar, doblar y moldear esos restos de metales viejos y oxidados recogidos de las quebradas de los cerros o de acopios de metales usados ha sido su terea durante muchos años. El resultado son esculturas impactantes, sugerentes y de mucha fuerza. Trasmite su vitalidad y aunque no sean metales de impecable factura consigue darle otra belleza a los objetos y demostrar su inagotable imaginación y contundente oficio.
Iván Cabezón nacido en 1955 y con estudios básicos de arte en la porteña Escuela de Bellas Artes y en posteriores cursos ha jalonado su trayectoria con obras en museos, colecciones e importantes concursos y certámenes de la especialidad. En su momento recibió el Premio de la Crítica de Valparaíso. Ejerce generosamente la docencia demostrando siempre un alto espíritu solidario. Por lo que se erige en el escultor más destacado de nuestra región.