Imagínese que son las nueve de la mañana y que apenas se sienta a la mesa para tomar desayuno, unos siete hombres llegan a romperle la casa sin ninguna explicación. Obviamente es una situación que a nadie le gustaría vivir, pero esto fue justamente lo que le pasó a Johanna Brito y a otras dos familias que viven en la calle Obispo Valdés, en Placilla.
Según explica, todo comenzó cuando tenía cuatro años de vida y su padre la abandonó. "Se fue con otra persona, hizo otra familia y se olvidó de nosotras. Con mi mamá y mi hermana menor que tiene un retraso mental, tuvimos que salir adelante como pudimos, hasta que pasó esto del desalojo. A mi papá se le ocurrió vender el terreno sin avisarnos y sin importarle que nosotras junto a otras dos familias, estábamos viviendo aquí hace más de 30 años", lamentó la joven, sollozando.
Notificación
Johanna asegura que nunca fueron notificadas del tema y que sólo les llegó un papel que decía que tenían que irse. "Se nos informó lo que se hizo en la audiencia, pero nunca nos avisaron que se iba a realizar una para, por último, ir y apelar. Este terreno es de mi abuela paterna que está en Suecia y mi papá llegó y lo vendió sin pensar que nos estaba dejando en la calle", manifestó la mujer, que además perdió el trabajo por faltar y cuidar las pocas cosas que salvó.
Los vecinos, conmovidos con el caso, están colaborando con alojamiento. "A los niños los dejamos donde unos familiares para que no vieran esto y quedaran traumatizados... ¡es tan terrible ver cómo todo el esfuerzo de años queda en escombros! Estos hombres no han tenido consciencia y llegan y rompen todo. Por favor pedimos ayuda, que nos devuelvan nuestras casas, porque ahora estamos en la calle", suplicó Brito.J