La fiesta costó un millón de dólares. Imposible hallar caras largas por sacar dos bocados o darle un sorbo a la bebida y si no le gustó porque tenía hielo, acá podía pedir lo que quisiera, y las veces que se le ocurriera, nadie le iba a decir nada.
La invitación de Leonardo Farkas era simplemente a pasarlo bien, y lo cierto, es que hasta los amantes más intensos de los teléfonos dejaron de lado los whatsapp para disfrutar de una velada de ensueño. Acaso podrá estar alguna otra vez en una fiesta de un millón de dólares, yo al menos no lo creo.
Todos de humita
Leonardo Farkas, el filántropo de Chile y puesto al nivel de Isabel Brown, es de esos tipos que le gusta que todo funcione a la perfección y eso lo demostró a lo largo de su fiesta.
La recepción fue en un apoteósico salón cuyo centro era "El Pensador" de Rodin en hielo, y que estaba acompañada de otra congelada imagen que mostraba el rostro de Leonardo Farkas. Cóctel de sabores y colores, lo que quisiera. Tras eso, los invitados fueron llevados a otro salón en donde dos escenarios aseguraban que la música nunca dejaría de sonar. Una orquesta deleitó con varios cover en jazz. Y ahí estabámos todos esperando que sirvieran los platos. Pero Farkas es un tipo distinto a si es que tomó de la mano a su mujer, la estadounidense Betina Friedman Parker y se fueron a bailar. Ante la poca reacción de los invitados, el hombre de los rulos de oro, fue mesa por mesa y convidó a medio mundo a bailar. Y ahí estaban todos, encabezados por la alcaldesa Viriginia Reginato, bailando. Y así fue todo, entre plato y plato -total si se enfriaba lo cambiaban- bailando. Una lluvia de éxitos de Kool & the Gang y todo el ritmo y sabor de Tito Puente Jr.
Y así llegamos al postre y una sambuca, un trago con pinta de tónico para llegar hasta la mañana.
La fiesta
Pero sorpresa, Farkas anunciaba que el DJ estaba listo en otro salón, la fiesta recién partía. Y ahí estábamos de nuevo, Dj´s, gigantes con LED, trago a destajo, comidas, y las autoridades y rostros que se fueron a las 4 de la mañana. La Tía Coty bailaba con las baquetas que le regaló Kool & the Gang y Farkas se daba vueltas bailando o viendo que todo funcionara. Todo bien, hasta que Farkas resbaló producto del papel picado que cayó del cielo toda la noche. En 10 segundos ya estaba arriba y sólo algunos lo vieron en el piso. Farkas, nunca desabrochó su traje y la humita ni se movió.
A las 05 de la mañana apareció un grupo de mariachis y Farkas cantó clásicos mexicanos. Luego siguió la fiesta y los amantes de ritmos populares como la cumbia y nuevos como la bachata se quedaron con las ganas. La fiesta era para otro perfil de público.
A las 6:00 Farkas invitó al desayuno y en 30 minutos nos íbamos tras agradecerle a Leonardo un estilo distinto de disfrutar un carrete. La duda del reportaje... Farkas no regaló un peso, esta vez fue la experiencia. J