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Inédito festival para artistas con discapacidad visual

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En el Patio Volantín, espacio cultural ubicado en Subida Ecuador #382 en Valparaíso, se desarrollará este sábado el Primer Festival de la Canción para Personas con Discapacidad Visual #FEDIV 2015.

La organización Casa de los Peces Valparaíso, fue la gestora de esta iniciativa que comenzó el año pasado de manera muy humilde y que en enero pasado se adjudicó un fondo del ministerio de Desarrollo Social.

Nicky González, es la presidenta de la entidad organizadora, además de ser estudiante de Educación Diferencial de la PUCV. Junto a compañeros y amigos de la carrera de Filosofía armaron este festival apoyados por Patio Volantín y productoras locales que hicieron spots y documentales para promocionar y conscientizar a la población sobre el tema.

"Primero el festival era sólo con convocatoria para Valparaíso, pero con el paso de los días nos dimos cuenta que debíamos extendernos a toda la región. Es así como cerramos con 15 participantes con diversas discapacidades visuales", explica la organizadora.

Invitados

Gracias a los 4 millones del Fondo de Superación de la Pobreza, se logró traer a jurados como Pascuala Ilabaca, además de Fernando Figueroa, Javier Barría y Andrés Godoy, entre otros.

El evento tendrá además una muestra de exposición plástica táctil, otra de imágenes, interpretación en lengua de señas y la inauguración de una rampa por intermedio de la organización Patio Volantín. Todo el festival se ha armado a pulso y por lo mismo los organizadores aún están en búsqueda de voluntarios para terminar de armar la rampa.

Quienes estén interesados, pueden asistir hoy o mañana hasta la misma subida Ecuador n° 382 y ayudar a hacer esta rampa que servirá de ingreso permanente a los artistas y público en general al centro de eventos Patio Volantín.

Respecto a la temática de las canciones en competencia, éstas no necesariamente son relacionadas a la inclusión y la gran mayoría se trata de covers con arreglos especiales.

Para esta ocasión, además de vender entradas, habrá cupos inclusivos (comunidad sorda, no vidente, movilidad reducida) liberados. Inscripciones en lacasadelospecesvalparaiso@gmail.com. Además la Casa de los Peces anda en búsqueda de una sede o terreno en comodato para asentarse y seguir organizando más eventos. J

El ritual del dinero

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Resulta interesante leer una novela que ha cartografiado de forma tan precisa el ascenso de Internet y la intervención de la tecnología en casi todos los aspectos de nuestra vida. Al límite, del norteamericano Thomas Pynchon (Nueva York, 1937) es un viaje de descenso entre dos abismos relativamente recientes: el estallido de la burbuja tecnológica en marzo del 2000 y la caída de las torres gemelas en septiembre de 2001. El escenario es la Gran Manzana, el corazón de occidente donde entre yuppies millonarios y mujeres sofisticadas, aparecen también hackers con fetiches por los pies femeninos, vendedores de películas piratas transformados en documentalistas exitosos, activistas ecológicos que duermen en los parques, tiernos pero vengativos mafiosos rusos, y terapeutas que para engatusar a sus pacientes inventan que alguna vez vivieron en el Tibet. Una amplia galería de personajes -como suele haber en todas las novelas de Pychon- y en el centro de ella, Maxine Tarnow, investigadora de finanzas y alter ego de la bellísima Rachel Weisz; una mujer educada y clandestinamente lujuriosa que indaga el misterio de Hashslingrz, la empresa del todopoderoso Gabriel Ice, una puntocom que está movilizando cifras siderales hacia el Medio Oriente, que no es nada menos que el polvorín que está por venir, la siguiente escala en la guerra sin fin contra los enemigos de EE.UU.. Pynchon no ostenta la suficiente paranoia para llegar a decir que los atentados del once de septiembre fueron un trabajo interno pero, en cambio, es prodigo en detalles que indican que gente cercana al poder sabía que algo como el ataque a las torres era inminente, que se aproximaba el bleeding edge, el borde sangrante que da paso a un nuevo tiempo, a la hora de la venganza tras el sacrificio ritual. "Las torres también eran símbolos religiosos. Representaban lo que este país adora por encima de todo: el mercado". El mundo de los negocios se presenta en la novela como una fantasía galopante, una estafa del tipo piramidal, un cuento del tío que quiere hacerle creer a todo el mundo que la fiesta debe continuar para siempre, apostar ciegamente por el materialismo y renegar del espíritu, sin importar los secretos por develar que queden en sótanos malolientes o en los meandros de la deepweb, la Internet beta que vive bajo nuestra conocida Internet, la red que es el soporte de todo el sistema, la cara oculta que no conocemos o no queremos conocer, la oscuridad que querámoslo o no, está siempre presente.