Casi se termina el período estival, sin duda los meses más lucrativos para los comerciantes del rubro gastronómico, y aumenta la competencia por conseguir los últimos clientes. Claro que algunos en esta disputa que debiera ser sana, traspasan los límites y cometen desaguisados.

Fue lo que ocurrió en el Barrio Puerto, específicamente entre empleados de restaurantes vecinos ubicados en calle Serrano.

Según datos reunidos por La Estrella, una pareja de convivientes y su hija de 20 años, increparon molestos a la garzona E.J.A., de 42 años, porque "les ganó el quien vive" con unos clientes. Cuando la trabajadora se trasladaba con una bandeja con mariscos cocidos, la insultaron a garabatos y no satisfechos con esto, se le fueron encima y la agredieron con golpes de pies y puños en distintas partes del cuerpo. Además la amenazaron con destruirle el local comercial en que se desempeña. La enardecida familia también destruyó ocho vasos de vidrio, seis platos y tres pailas de greda, pérdidas avaluadas por los afectados en unos 30 mil pesos. Todo la escena ocurrió a vista y paciencia de los sorprendidos comensales.

La víctima buscó refugio en la cocina de su restaurante, y una vez que la situación se calmó, se dirigió hasta la Unidad de Emergencia Adulto del hospital Carlos Van Buren a constatar lesiones. Allí le diagnosticaron que estaba policontusa, con lesiones en sus brazos y piernas, todas de carácter leve.

Carabineros de la Segunda Comisaría Central remitió los antecedentes al Ministerio Público para que investigue el suceso, y cite a declarar a los involucrados.

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l Alrededor de 30 puntos de sutura en un brazo recibió un cuidador de autos, que denunció ser víctima de un violento asalto y agresión con arma blanca en la Ciudad Jardín.

De acuerdo a antecedentes recabados por este medio, los hechos acontecieron de madrugada en la intersección de las calles 10 Norte y 2 Poniente.

En el lugar se encontraba trabajando el acomodador de vehículos L.A.V.N., de 32 años, cuando aparecieron cuatro individuos. Reconoció a uno de ellos como "El chico de los churros", ya que tiene un puesto de venta de este producto frente al Muelle Vergara. Según el relato del cuidador, sin mediar provocación el "chico de los churros" -de baja estatura, moreno, que vestía blue jeans, polerón y gorro rojo- extrajo de entre sus ropas un arma blanca del tipo cortaplumas, y lo atacó, provocándole un profundo corte en uno de sus brazos. Acto seguido los cómplices le arrebataron sus especies de valor, y huyeron en dirección desconocida.

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