Clásicos helados le ganaron a las energéticas en el VCA
La comúnmente tranquila plaza Aníbal Pinto sufrió una total metamorfosis durante el día de ayer, al albergar la décimo tercera edición de la competencia de mountain bike urbano Valparaíso Cerro Abajo (VCA). Desde temprano se cortó el tránsito, se pusieron las barreras de seguridad, los mostradores y lo más importante: la meta.
Una gran concurrencia de público fue a ver en primera persona la revolución del deporte sobre dos ruedas que cortó el tránsito durante casi todo el día provocando molestia entre los automovilistas y locomoción colectiva.
Quienes aprovecharon la competencia fueron los comerciantes porteños.
lleve de lo bueno
Para saciar la sed y apaciguar el fuerte sol que pegaba Rodolfo Salgado vendía un refrescante vaso de mote con huesillo. El quilpueíno, que también vendía completos, cuenta que vio por televisión la noticia de que ayer se realizaría el VCA y se le ocurrió la idea de llevar su carro de completos para aprovechar la alta concurrencia de público. "Yo me muevo dónde esté la fiesta" señala y agrega que las ventas han sido bastante exitosas.
Otra buena opción para capear el fuerte calor que se sentía era la de comprar el clásico de Valparaíso: los míticos helados York que se vendían como pan caliente. Jorge Cortez cuenta que no se ha perdido ningún VCA y ha vendido sus helados en las trece versiones del evento. "Yo vendo acá desde el primer año, de esa vez en que se hizo en la Plaza Victoria" comenta el vendedor y en su calidad de testigo presencial del desarrollo del evento nos explica que ha crecido bastante desde el primer año lo que se ha reflejado en sus ventas, teniendo que traer cada vez más helados. "Éste año traje 600 helados York y en la tarde siempre se venden todos, me voy desocupado pa' la casa", aseguró
La cuota de nostalgia la puso Juan Loyola y su loro Kuki, el experimentado organillero vino por segunda vez a la competencia de ciclismo callejero y sostiene que la gente siempre lo recibe de buena forma. "A la gente le gusta lo que hago, sobre todo los niños, ellos son los que más disfrutan", señala Juan mientras Kuki se le sube a la mano.
tecnología de punta
El evento contó con la más alta tecnología para poder desarrollarse de la mejor forma posible. Por ejemplo para marcar con precisión el tiempo que demoró cada competidor en cruzar la meta se instaló un sistema triple de cronometraje compuesto en primer lugar por un juez que registra manualmente con un cronómetro de mano. El veredicto del juez se revisa con lo que arroje el sistema "TagID" que chequea la llegada con un chip instalado en la bicicleta y finalmente el método "Fotocelda" provee un láser que al ser traspasado por el corredor entrega el tiempo exacto.
Uno de los registros más característicos de esta competencia son los videos "en primera persona" que nos ponen en los zapatos de los arriesgados riders que corren, esquivan y saltan los obstáculos de los cerros. Esos videos son tomados gracias a la GoPro, las cámaras para deportes extremos graban desde el casco de los participantes en calidad HD el recorrido.
Pese a que este es el primer año en que la marca firma como sponsor de la competencia los ciclistas ya la usaban para tomar los videos de la ruta, y registrar "Lo espectacular del paisaje, la magnitud de los saltos y todo lo que ofrece Valparaíso lo hace un escenario perfecto para el VCA" según Rodrigo Casas, miembro del equipo GoPro.
Para tomar videos en un plano más amplio, la organización del evento dispuso un dron aéreo manejado a control remoto, el aparato, con un alcance de 500 metros de distancia, recorrió en la altura de la pista para capturar las mejoras tomas aéreas.
la más difícil
El VCA ha ganado renombre mundial por lo difícil de su recorrido y ha sido reconocida como una de las pruebas más arduas del deporte extremo, razón por la cual son los mejores ciclistas del mundo quienes vienen a probar las curvas y saltos de los cerros porteños, además de tener que hacerle el quite a los perros callejeros que se cruzan y a uno que otro espectador que abandona la zona de seguridad; cómo si todo eso fuera poco este año la organización del evento modificó el circuito del año pasado agregándole más obstáculos a la ya difícil pista.
En efecto, fueron varios los ciclistas urbanos que manifestaron que la pista ha sido históricamente un reto de difícil recorrido y este año lo fue más aún aunque reconocen que eso hace más atractiva la carrera.