El fútbol es de luces y sombras, tanto en lo individual como en lo colectivo. Por eso quienes se dedican a esta hermosa actividad deben estar preparados tanto para el éxito como para el fracaso.
Ejemplos a lo largo del historial futbolístico, en Chile y en el extranjero, son interminables como también lo sería imposible enumerarlos.
Pero hoy podemos mencionar situaciones que están ocurriendo y que de alguna manera afectan a representantes nuestros y que forman parte del más popular de los deportes. Sin ir más lejos están los casos de Santiago Wanderers y Everton.
En la entidad porteña hace sólo algunos meses sus seguidores celebraban con entera justicia la gran campaña cumplida en el torneo anterior y actualmente el equipo ocupa un lugar menos que secundario en la tabla de posiciones. Las causas las hemos reiterado y lo único que se ha conseguido con equivocadas decisiones desde la cúpula, es la frustración de los hinchas. Con ello, el representativo de Valparaíso echó por tierra todo lo avanzado en un solo semestre.
Lo de Everton es más dramático aún. Hace siete años festejaba su cuarto título nacional de primera división y al poco tiempo descendió. Volvió a subir, pero finalmente perdió la categoría. A pesar de los esfuerzos directivos, el cuadro viñamarino a estas alturas parece condenado a seguir en el torneo de ascenso, como consecuencia de una campaña que no se condice con las inversiones realizadas para conformar un poderoso plantel.
Y así suman y siguen los casos en que se pasa de la cumbre al abismo, como la realidad actual de Universidad de Chile, campeón vigente del fútbol profesional chileno que no levanta cabeza después de haber tocado el cielo hace escaso tiempo.
Quizás sea ésa una de las tantas razones que hacen que este deporte sea tan atractivo y que se practique con pasión y entusiasmo en todos los rincones del mundo.
Fútbol, divino tesoro, no te mueras nunca.
Por eso a cuidarlo. A presenciarlo con alegría y tranquilidad y a no equivocar el camino como lo están errando aquellos que intentan incorporar la violencia a tan bello espectáculo.