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El Liberty amenaza con cierre por los ininterrumpidos robos

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Está considerado el bar restaurante más antiguo del casco histórico y un ícono de la ciudad patrimonial. Pero hoy, la administración del tradicional Liberty, ubicado frente a la Plaza Echaurren, no lo pasa bien a causa de la delincuencia.

Ayer pasadas las 03.00 de la madrugada, Carlos Fierro, dueño del establecimiento, dormía en su casa de calle Benavente, cuando fue alertado por un transeúnte que el negocio estaba siendo afectado por un robo. Presuroso acudió al lugar y vio que los candados de la cortina metálica estaban cortados. Don Carlos entró con un fierro en la mano y gritó que era la policía. Se topó de frente con cuatro antisociales, quienes arrancaron raudamente. A más de alguno alcanzó a pegarle. Uno de baja estatura huyó por una ventana del segundo piso, arrojándose a la calle sobre un techo de zinc. Ahí la víctima llamó a Carabineros. Al revisar el recinto el dueño constató que vaciaron la caja registradora. Hurtaron un millón y medio de pesos destinados al pago de consumos básicos, además de llevarse joyas como un reloj marca Rólex, avaluado en 2,5 millones de pesos, importado desde el extranjero. También faltaban un notebook, vinos y cajas de licores, y parte de la habitual ornamentación de los muros y el cielo del bar, como galeones de madera, un antiguo televisor, y los gorros que dejan los clientes y que son el sello distintivo del local que funciona desde 1879.

$15 millones

Pero no es el primer delito que afecta al Liberty este año. El 22 de febrero aprovechando su ausencia, ladrones se instrodujeron al hogar de Carlos Fierro y le llevaron tres plasmas y dos computadores. Siguieron el periplo delictual hacia el Liberty donde se apropiaron de dinero en efectivo, joyas y 30 cajas con licores, entre ellas vinos de unos 30 años. Destrozaron las pantallas de un led y un notebook. Contabilizando el dinero y las especies faltantes, así como los daños ocasionados, el comerciante avaluó las pérdidas en unos quince millones de pesos.

quiere BAJAR LA CORTINA

"Falta vigilancia policial en el barrio. En la mañana llega a las 9.00 un vehículo policial a la plaza Echaurren y está todo el día, pero si les avisan a un carabinero que hay robos no se mueven porque dicen estar cuidando el carro. En la noche acá es tierra de nadie, una boca de lobo. Me tiene aburrido esta situación, y estoy pensado seriamente en cerrar el restaurante", dijo.

Y agregó: "Uno trata que los extranjeros nos visiten, pero la delincuencia nos tiene sobrepasados. Muchos locatarios han cerrado por lo mismo y las autoridades debieran cuidar más el sector".

La Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de la Segunda Comisaría Central adoptó el procedimiento en este caso. Se fijó el sitio del suceso con fotografías, además de empadronar a testigos. Se indicó que no fue posible levantar huellas porque el sitio del suceso estaba adulterado.

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