Secciones

Los artistas del malabar brillan en cada luz roja

E-mail Compartir

Cada vez que el semáforo nos muestra la luz roja nos lamentamos el no haber llegado antes para aprovechar la verde para seguir con nuestro camino; y tenemos que esperar pacientes en nuestros vehículos a que el semáforo cambie de color. Ese momento que para muchos puede ser tedioso y molesto es para otros una oportunidad para ganar dinero; los artistas de semáforo esperan con ansias a que la luz roja detenga a los automóviles para desplegar su arte y mostrar su talento.

En las calles de Valparaíso no faltan los artistas que deslumbran a los conductores y acompañantes con sus habilidades y piruetas. Las variedades son amplias e incluyen diversas disciplinas como los malabares con clavas, fuego, anillos, pelotas, cajones o los juegos con pañuelos, cadenas, diábolo y otras opciones. La oferta artística callejera ofrece prácticamente de todo.

amigos de esquina

Sebastián , Jorge y Javier son amigos y experimentados artistas del malabar, pero cada uno se especializa en distintas disciplinas. Suelen asistir a la intersección de las calles Molina con Brasil a realizar sus números por turnos. Mientras uno de ellos pasa al "escenario" a hacer su show los otros lo miran, alientan y aplauden cuando terminan.

La mayoría de ellos aprendió mirando a otras personas y recibiendo instrucciones de artistas más experimentados; los tres concuerdan en que la práctica es la clave para dominar el arte.

Sebastián tiene 21 años y debutó en los semáforos hace siete meses, pero se dedica a los malabares hace tres años. Su pasión por las piruetas lo ha llevado a recorrer Chile, Perú, Bolivia y Argentina.

Su número no es de los más comunes, se llama buggeng y consiste en dos barras de madera onduladas y pintadas con diseños que al girarse crean una ilusión óptica de espiral, "El secreto está en los tres dedos que se usan y hay que tener harto muñequeo", explica. Sebastián dedica gran parte de su tiempo en la esquina, cuenta que viene a trabajar a los semáforos de domingo a domingo, aunque reconoce que el horario es un poco irregular: "Me levanto cuando se me pinta o a veces cuando lo necesito" dice.

Su amigo Jorge es un experimentado artista y maneja más de una disciplina, entre ellas las clavas, pelotas, diábolo y magia, pero su caballito de batalla es el número de las cajas, el que consta de cuatro cajas de madera de unos veinte centímetros que son presionadas en el aire unas contra otras formando una hilera, para luego irlas cambiando. Además son lanzadas y atrapadas por detras de las piernas y la espalda con gran habilidad y destreza.

UN TRABAJO ARDUO

Por mucho amor al arte que tengan los artistas de semáforos ellos también necesitan el dinero y por lo mismo escogen estratégicamente la esquina en la que trabajarán. El primer elemento a revisar es la afluencia de vehículos. La esquina ideal es aquella en que pasan hartos autos y que les deja espacio para que el artista recolecte el dinero. El segundo factor a considerar es la duración del cambio de luz roja a verde que tenga el semáforo; idealmente debiera dejar tiempo suficiente para que el malabarista alcance a cerrar su númerom y recolectar las propinas de los conductores: "Desde treinta segundos y más es suficiente para mostrar un buen show que se alcance a pasar a cuatro o cinco autos ya es bueno", cuenta Sebastián.

Los jóvenes dicen usar el dinero para vivir, compran su desayuno y almuerzo con lo que ganan en el día, y lo que les sobra lo ocupan para ayudar a pagar cuentas en su casa, pero advierten que no es fácil vivir de esto ya que, según su experiencia, Valparaíso no sería una ciudad rentable para el artista callejero; la razón es que hay mucha competencia, pues no son pocos quienes aprovechan el turismo de la ciudad Puerto, "En Valparaíso hay hartos artistas de semáforo y hay súper buen nivel en los shows", dice Sebastián. Agrega que las mejores esquinas siempre están ocupadas, pero agrega que, en general, hay buena relación entre los artistas.

Respecto del dinero que ganan cada día dicen que es relativo, pero concuerdan en que los días lunes y martes son en los que menos se gana. En promedio dicen obtienen entre $5000 y $7000 diarios; lo normal es que los artistas trabajen hasta alcanzar "la cuota" que dependerá de la meta que se ponga cada uno, y dependiendo del día deberán trabajar más o menos para alcanzarla, Sebastián cuenta que en ciudades del Norte, como Antofagasta, La Serena o Calama, se gana mucho más como artista callejero y hay algunos que pueden llegar a echarse al bolsillo $30.000 en un día de trabajo, pero enfatizan que sólo pasa en ciudades donde la vida es muy cara, "Eso pasa en partes donde la gente tiene plata, pero es tan caro vivir allí que con treinta lucas no te alcanza pa' nada" reflexiona Jorge Rojas que comenta que lo que más le ha dado una persona son $10.000 pero advierte que eso sólo le ha pasado una vez en sus tres años de experiencia callejera.

Los problemas

No todo es miel sobre hojuelas en el mundo de los artistas y malabaristas de las esquinaa; muchas veces tienen que lidiar con más de un obstáculo. Todos en el grupo de malabaristas concuerdan en que, mayormente, no reciben reclamos por practicar su arte, pero reconocen que a ratos hay gente que los trata mal y les protestan por usar la vía pública: "Hay gente que nos trata de flojos y nos dice que salgamos a buscar trabajo", señala Javier, y Jorge lo complementa: "Me acuerdo de una vez que me gritaron que fuera a busca trabajo a un Mc Donalds y lo que más me dio risa es una en que un loco me paso cien pesos y me dijo que fuera a meterme a la Escuela de Grumetes", señaló entre risas el malabarista.

Sobre el trato de la policía dicen que hay de todo, habiendo carabineros que pasan por el lado sin decirles nada y otros que los reprenden por hacer malabares y les cursan una infracciónes o les quitan los "juguetes", que es el nombre que reciben los implementos con los que hacen trucos, Jorge menciona que las infracciones pueden llegar a los $60.000 y en la mayoría de los casos no les devuelven los juguetes que les quitaron, el argumento que les dan es que se perdieron.

cuestión de actitud

En su experiencia bajo el rojo, verde y amarillo de los semáfotos. Sebastián, Jorge y Javier concluyen que para ser exitoso en espectáculo del semaforo todo va en la actitud que se ponga, que puede ser incluso más determinante que la destreza en los trucos, "Si sales a hacer la tremenda rutina pero sin ganas y con la cara plana y sin ninguna sonrisa lo más seguro es que te valla mal y nadie te de plata", razona Sebastián. En tanto Jorge refuerza el argumento de su amigo con una anécdota: "Una vez un amigo se paró en un semáforo sin ningún juguete y les dijo a los automovilistas que era capaz de tomarse una chela al seco y agarró un vaso lleno de cerveza y se lo tomó antes de que el semaforo diera el verde, los conductores estaban muertos de la risa y todos le dieron plata".

j