El famoso escultor porteño, Esmindo Castillo, falleció en Río de Janeiro, dejando un gran legado escultórico en el país carioca.
El artista ingresó a la Escuela de Bellas Artes, de Viña del Mar, donde se inició como alumno de escultura sobre la orientación de dos grandes maestros Ricardo Santander y Guillermo Mosella.
Vivió fuera de su país más de 35 años. Primero fue a México en el año 1970 y después llegó al Brasil donde se radicó desde 1974.
Mientras estuvo en Chile, estudiando en la escuela de Bellas Artes de Viña del Mar, ganó numerosos premios en concursos nacionales y municipales.
Los jóvenes de la década del 60 y 70 lo recordarán ya que varias de sus esculturas adornaron por años la ya desaparecida discoteca Topsy-Topsy de Reñaca, que fue el epicentro de los carretes de esa época.
La mayoría de sus obras se exponen en museos en México y Brasil. Los críticos han señalado de su obra: "sus creaciones vigorosas traducen con énfasis la tradición de las costumbres y los más profundos sentimientos de la gente del pueblo donde nació y por donde anduvo, en el cuáles él siempre integrase plenamente y a los cuáles dedica todo el afecto recibido por sus trabajos". J