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Vecinos cuentan la firme del origen de los microbasurales

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Anadie le gusta vivir a pocos metros de un basural clandestino o un vertedero ilegal. Pero en Valparaíso muchos de sus habitantes deben hacerse la idea de que roedores de gran tamaño ingresen a sus viviendas o que los niños del sector en donde viven jueguen entre medio de jeringas y desechos tóxicos.

A esto hay que sumar el riesgo de incendio.

Por lo menos así lo sienten y lo viven en el sector de calle Pezoa Véliz, en la parte alta del cero Alegre, esa misma que está bastante alejada del glamour turístico de la zona baja del cerro porteño.

Yesenia Pérez va a buscar todos los días a su hijo de cuatro años al jardín. Ella debe esperar la micro justo a un costado en donde se acumulan toneladas de basura.

"Es asqueroso. El olor es muy fuerte y constantemente tenemos problemas con los ratones y los desechos que se encuentran en el lugar", señala Yesenia a La Estrella.

Pero ¿quiénes son los culpables de que una quebrada se transforme en un basural?

La propia Yesenia honestamente reconoce que "los propios vecinos muchas veces botamos la basura en la quebrada".

Sin embargo, la mujer no se demora en aclarar que "tenemos que botar la basura ahí porque la verdad es que no tenemos dónde dejarla. El camión recolector se supone que pasa dos veces a la semana, pero a veces no pasa y tampoco tenemos contenedores para dejar nuestra basura".

"Hace algún tiempo pusieron contenedores en el sector de Los Corrales, pasó el tiempo y se llenaron, los retiraron y nunca más volvieron a instalarlos", agrega la porteña.

Vanessa Mondaca, también vecina del sector, señala que "si bien hay vecinos que botan la basura a la quebrada, también por las noches son muchos los camiones y camionetas que vienen a botar basura. Además de contenedores también hace falta un tema de fiscalización constante en el lugar para que las personas no vengan desde otros sectores a tirar la basura a nuestro sector".

La preocupación de los vecinos, además de los constantes focos de infección, es el temor latente de convertirse en un nuevo foco de incendio incontrolable.

"Vivimos siempre con el mismo miedo. Cuando hay incendios tememos porque cambie la dirección del viento y terminemos todos quemados", detalla Yesenia a La Estrella.

El encargado de la Unidad Operativa de la municipalidad de Valparaíso, Gonzalo Díaz, explica que "en el sector de Pezoa Véliz no ha funcionado muy bien el tema de los contenedores y bateas, por lo que han sido retirados. A contar de la otra semana, cuando comience a funcionar la concesión de Cosemar, los vecinos tendrán un retiro especificado de la basura".

Rocuant

Pero hay algunas historias en los cerros porteños que gracias al esfuerzo de sus propios vecinos han logrado tener un final feliz.

Es el caso del vertedero ilegal que por más de diez años no dejó tranquilos a los vecinos de la parte alta del cerro Rocuant en Valparaíso.

Patricia Quezada, presidenta de la junta de vecinos del sector, señala: "Acá era intransitable no sólo por la cantidad de basura, sino que también por el pésimo olor. Lo importante es que eso ya está quedando atrás y ahora tenemos que esperar que no sólo se saque la basura de este sector, sino que también se construya algo para la comunidad en este terreno".

El vertedero al que se refiere Patricia Quezada llegó a albergar nueve mil metros cúbicos de basura, los cuales constantemente provocaban pequeños focos de incendio.

La limpieza del sector está a cargo de la empresa constructora San Nicolás, proyecto que tuvo un costo de 157 millones de pesos, financiados por el gobierno regional, y el apoyo de la municipalidad de Valparaíso. J