EVerton y su futuro
En Everton siguen esperanzados de que aún hay posibilidades de coronarse campeones de la Primera B y regresar al fútbol grande, a pesar de la distancia que le ha sacado San Luis en el campeonato que otorga un sólo ascenso a la serie superior. Se aferran a las matemáticas más que al rendimiento deportivo.
Es legítimo que así sea, pero también lo es atenerse a la realidad que indica que la chance es mínima, incluso haciendo una campaña casi perfecta en lo que resta de competencia.
Por tal razón, a estas alturas parecen más frases repetidas de memoria que verdaderos sentimientos los mensajes que llegan desde el interior del plantel. Eso de "lucharemos hasta el final", "lo daremos todo", "mientras existan posibilidades matemáticas no dejaremos de pelear el título" y "el espíritu del equipo es entregarse con todo en procura de conseguir el objetivo", son afirmaciones que todo futbolista profesional debiera tener presente siempre y sin mencionarlas, cualquiera sea la realidad del cuadro que defiende. ¿O sólo se debe entregar el máximo cuando se está en problemas?
Por eso creo que el presidente de la institución ha sido más claro y objetivo al reconocer que ve poco probable que Everton consiga subir a Primera A, aunque lo desee por sobre todas las cosas.
En consecuencia, los responsables del club debieran ya estar pensando en el futuro, en el aspecto netamente futbolístico me refiero, porque en lo institucional no han escatimado esfuerzos y la Ciudad Deportiva o Centro de Entrenamientos, como quiera que se llame, constituirá la concreción de un anhelo de todo evertoniano. Allí se formarán las nuevas generaciones en un terreno propio y de primer nivel, como también el primer equipo tendrá las comodidades necesarias para su preparación.
Por todo esto, es obligación comenzar a tomar decisiones en lo que viene en el ámbito estrictamente competitivo. En la conformación del cuerpo técnico para definir la nueva plantilla de jugadores y quiénes se irán y los que quedarán. También en los refuerzos que cumplan realmente la condición de verdaderos aportes.
De las declaraciones del máximo dirigente de la Sociedad Anónima, se deduce que el hombre encargado de liderar el nuevo proceso al parecer no está al interior de Everton.
Todo lo comentado en esta columna se derrumbaría si Everton ascendiera, pero sólo estamos advirtiendo que los Planes A y B deberían ya estar en mente de los directivos y no comenzar a tomar determinaciones con los hechos consumados.