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Superó las adversidades gracias a su creatividad

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Una mañana fría emprendimos rumbo al campamento Manuel Bustos de Viña del Mar, uno de los más grandes de Chile, para conocer la particular historia de lucha de la costurera Edith Arenas.

La casa de Edith es pequeña, pero asegura que el corazón es grande. Al entrar rápidamente nos damos cuenta que estaba adornada toda a su gusto y decorada con las cosas que más la identifican.

"Bueno yo era de Santiago y llegué a Valparaíso hace más de 12 años escapando de la violencia intrafamiliar de mi marido. Fue así como llegue acá a un hogar que estaba ubicado en Cerro Alegre, el cual era sólo para mujeres que sufrían de violencia. Estuve ahí 9 meses, luego egresé y vine un día a Manuel Bustos a visitar a una amiga. Ella vivía al final de una calle y encontré tan bonita la vista que me dieron ganas de volver", señaló Edith Arenas.

La costurera dijo que antes de volver al puerto vivió un tiempo con su mamá y luego con sus hijas, pero ella quería independencia y optó por las tierras porteñas para rehacer su vida y olvidarse del doloroso pasado que la siguió la mitad de su vida.

"Cuando llegué me sentí mejor y más fuerte,comencé a asistir a talleres, de lo que me gusta hacer y ahí pensé porque no lo intentaba por mi y compré las telas y empecé a cortar. Primero tenía susto porque no sabía si esto me iba a resultar. Con el tiempo vi que me iba súper bien, después conocí a otra costurera que a la vez repara ropa americana y las deja bien bonitas, yo la ayudo y nos hacemos compañía", dijo Edith Arenas.

La tímida mujer confesó que buscó muchas oportunidades para poder instalarse con un puesto y vender sus confecciones. A pesar de eso y con el tiempo se comenzó a ubicar en un sector cerca de Bellavista, en donde causó furor con sus delantales con diseños originales.

Por otro lado la costurera comentó que otra de sus grandes pasiones es la pintura, arte que le gustó durante toda su vida, pero que explotó al llegar a Valparaíso.

"Cuando estuve en el hogar, siempre miraba por la ventana y veía los hermosos paisajes del cerro, ahí empecé a dibujarlos y se me daba fácil. Ahora hago cuadros, me gustaría exponerlos en alguna parte", señaló.

Techo

"Yo participé de un proyecto de emprendimiento de Techo, ahí ellos me enseñaron a administrar bien mi dinero y a valorar mis trabajos", dijo.

La mujer muy emocionada añadió lo siguiente: "Yo a Techo le debo mucho. Gracias a ellos pude comprar unas máquinas para cocer. La fundación realmente fue una ayuda para mi, es probable que sin su ayuda me hubiese tenido que ir a la casa de algún hijo, pero gracias a ellos me puedo mantener sola", destacó Edith Arenas.

Edith Arenas no quiso pasar por alto el gran cariño que le tiene a la fundación en donde recalcó lo siguiente: "Si el Techo me dijera que tengo que partir a donde sea con los voluntarios, yo voy con ellos, porque además el apoyo emocional que te dan es tremendo", señaló la costurera.

En la actualidad Edtih Arenas se dedica a confeccionar delantales con diseños innovadores y sigue ayudando a su amiga costurera a reparar ropa americana que según ella causa furor entre las mujeres. J