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Joven agrede a abuelita en carrete de "Plaza del terror"

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Como sufre de hipertensión de repente le vienen fuertes dolores de cabeza que no puede soportar. La madrugada de ayer estaba pasando por una de esas crisis; no aguantaba el ruido que venía desde afuera y sin pensarlo, bajó desde el tercer piso donde está su casa en la subida Cumming en Valparaíso y cruzó a la plazuela del Descanso.

Margarita, de 75 años, decidida, le pidió a los jóvenes que estaban tocando tambores que por favor dejaran de hacer ruido, que ya eran las 2 de la mañana y no podía dormir. En ese momento desde un grupo de jóvenes saltó una mujer que le empezó a gritar ordinarieces, se le acercó y con una especie de rayo de bicicleta la golpeó en la cabeza. Margarita quedó tirada en el suelo, sangrando.

Mientras su frente sangraba profusamente, Margarita, residente desde hace cuarenta años en este barrio, pidió ayuda a sus vecinas. Salieron varias y llamaron a Carabineros. Media hora después -cuando los "carreteros" ya se habían ido- los policías la trasladaron a la posta del hospital Carlos van Buren donde le diagnosticaron lesión leve. Pero como fue en la cabeza, es de cuidado y debe ser controlada nuevamente mañana.

"Nosotros llamamos a los Carabineros en reiteradas oportunidades pero no vienen . Yo soy una vieja, tengo 75 años, soy hipertensa. Ya no daba más. Por eso bajé. Los niños de los tambores entendieron y dejaron de tocar, pero una niña empezó a gritar 'que se vaya para la casa la vieja no sé cuantito'. Yo le respondió 'la que se tiene que ir eres tú' y ahí me pegó con unos rayos de bicicleta", relató al mediodía de ayer, todavía nerviosa, Margarita Aravena González.

plazuela del terror

Este violento episodio no amedrentó para nada a Margarita, quien ayer, con mucha rabia e impotencia, dijo a La Estrella: "Invito al alcalde Jorge Castro a que venga a alojar a mi casa, a ver si puede dormir algo. Los vecinos deberíamos cambiarle el nombre a este lugar, que en vez de Plaza del Descanso, se llame Plaza del Terror. No es posible que esto siga ocurriendo, los vecinos pesamos menos que polillas, ellos (los jóvenes que carretean) son más importantes".

Es que la fiesta parece no terminar nunca en el sector. Los vecinos dicen que ahí el descontrol es total, los que se reúnen ahí pueden comprar fácilmente latas de cerveza (a $500), marihuana, coca y hasta ácido. "Mi hijo tiene que pasar por ahí y el otro día le ofrecieron de todo. No entiendo cómo nadie fiscaliza. Anoche alojé a un amigo en mi casa y ¡le robaron el auto!. Esto no puede seguir", destacó Ana María González, también residente de la subida Cumming.

"Estacionó su V16 a las 22.30 horas, lo dejó con seguro y hoy (ayer) en la mañana lo fue a buscar y no estaba. A los tambores, la bulla, la tomatera, la suciedad que dejan porque orinan en las calles, ahora se suma esto, la delincuencia", lamentó Ana María.

Celia Martínez es propietaria de una casa en calle Atahualpa -a un costado de la plaza- y ya no soporta la bulla "los tambores suenan toda la noche, hay peleas, se ponen a cantar, en realidad a gritar porque están todos ebrios. Me han golpeado la puerta a las 2 de la mañana para pedirme fuego y me abren las ventana para lanzarme bolsas de basura para adentro. Me tienen mala porque salgo a reclamar. Además orinan en mi puerta y entra todo el líquido a mi casa".

Jacqueline tiene un negocio del mismo nombre y todos los días debe sufrir con el carrete eterno. "Esto se viene repitiendo desde el año nuevo, se mantuvo todo el verano y todavía sigue. Empiezan a llegar a las 20 horas con los tambores y no se van nunca. Yo me veo obligada a cerrar mi negocio temprano porque se instalan en la puerta a tomar. Yo tengo dos gemelas chicas, no podemos dormir con la bulla".

Al mediodía de ayer, Jacqueline y apoderadas del la Escuela Argentina que está al lado de la plaza, limpiaban los desechos de la noche anterior. Tiraban agua para sacar la orina y levantaban pacientemente tarros de cerveza, botellas, cajas de vino, entre otros desperdicios. J