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"El club de los incomprendidos"

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Es un error pensar que porque el tema de una cinta sea la adolescencia y sus problemas, el tratamiento deba ser infantil. Al contrario, si bien es el período más corto en la historia de las personas, no por eso es menos complejo que las demás etapas de la existencia humana. Este es el principal error que comete el director del filme "El Club de los Incomprendidos" (2014), el español Carlos Sedes, basado en la novela del mismo nombre del escritor Blue Jeans. Esta equivocación se manifiesta principalmente en la falta de densidad y desarrollo de los personajes; y en los esterotipados que resultan este grupo de adolescentes, que cursan la enseñanza media en un liceo de Madrid.

La protagonista es una joven provinciana, Valeria (Charlotte Vega), que se traslada a vivir a la gran ciudad, obligada por su madre, Mara (Aitana Sánchez-Gijón), la que se ha separado y que pretende instalar un bar en la capital. Valeria es demasiado niña y evidente en sus sentimientos, a pesar de lo cual tiene una pelea el primer día de clases, que gatilla la obligación de asistir al orientador. Su madre es permisiva y no se preocupa para nada de sus llegadas tardes y de sus conflictos sentimentales. El padre, aparte de enviarle de regalo una motoneta a Valeria, nunca aparece en la película, lo que resulta exagerado. El resto de los adolescentes que van al orientador conforman el Club de los Incomprendidos, como ellos mismos se autodefinen: Raúl (Alex Maruny), el enamorado de Valeria, es el más normal, con sus errores y dudas. Elisabeth (Michelle Calvó) es frívola y toda una mujer, pero se enamora de Raúl y la verdad no encaja en el grupo. Ester (Andrea Trepat) es demasiado ingenua. Bruno (Jorge Clemente), pasa lloriqueando durante toda la cinta y Meri (Ivana Baquero) es insoportablemente tímida.

La verdad todo el grupo, salvo Raúl y Elisabeth, tiene rasgos más infantiles que adolescentes, a lo que se suma la falta de desarrollo de los personajes. El espectador no conoce sus motivaciones. Las razones del fracaso de la cinta pueden ser dos: la base literaria de la misma, una novela de un escritor de blog y redes sociales; y el hecho de que Sedes, de 42 años, sólo había dirigido anteriormente para televisión. Esa mezcla de redes sociales y televisión, dos soportes superficiales por excelencia, en este caso produjo sólo más liviandad y no dio en el blanco.

El vínculo del fallecido Galeano con Valparaíso

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El escritor uruguayo Eduardo Galeano, una de las voces más relevantes de su país e icono de la izquierda latinoamericana, falleció en las primeras horas de ayer lunes, a los 74 años. El autor de "Las venas abiertas de América Latina" estuvo en más de alguna ocasión en Valparaíso, donde compartió con el mundo universitario. También lo hizo en compañía del ex Presidente Salvador Allende, con quien sostuvo una gran amistad.

Aunque no se han precisado las causas de su deceso, se indicó que Galeano tenía antecedentes por cáncer y otras enfermedades que venía monitoreando en la última década. En 2007 le fue extirpado un tumor maligno desde su pulmón, tras lo cual retomó sus actividades. Sin embargo, debió controlar y tratar ésta y otras afecciones de forma periódica. Así, en 2012, debió quedarse hospitalizado por cinco días.

Firmó libros piratas

Galeano tuvo un vínculo muy fuerte con el Puerto. El escritor y editor Eric Carvajal, estudiante de Periodismo en la Upla a comienzos de los '90, recuerda la visita del escritor uruguayo a la casa de estudios porteña. "El gimnasio estaba repleto, había mucha expectación entre los alumnos y profesores por escucharlo. Entre otros temas, habló sobre sus inicios en el periodismo y lo mal que lo pasó como redactor con editores que le destruían sus notas. Dijo que gracias a ello desarrolló una escritura propia, un estilo personal para desarrollar sus crónicas que se emparentaba con la literatura. Para Galeano, la conexión entre periodismo y literatura fue algo natural", relata.

Carvajal recuerda una anécdota de aquel encuentro: "En esa época 'Las venas abiertas…' casi no se encontraba en librerías chilenas, la mayoría de las copias que circulaban eran piratas, así es que muchos llegaron con sus libros piratas a pedirle que los firmara. Él se alegró mucho de encontrarse con esas copias piratas, le gustaba que su libro circulara como fuera".

AMIGO DE ALLENDE

Sobre su amistad con Salvador Allende, Galeano comentó: "Lo vi por última vez antes de que asumiera la Presidencia de Chile. Nos abrazamos en una calle de Valparaíso, rodeados por las antorchas del pueblo que gritaba su nombre".

Asimismo, señaló que "esa noche me llevó a Concón y a la madrugada nos quedamos solos en el cuarto. Sacó una cantimplora de whisky. Yo había estado en Bolivia y en Cuba. Allende desconfiaba de los militares nacionalistas bolivianos, aunque sabía que iba a necesitarlos".

La otra gran esfera del uruguayo fue el fútbol, deporte que siguió con pasión como hincha (fue un seguidor férreo de Nacional de Montevideo) y que desmenuzó como escritor. En esa línea se ubican textos como "Su majestad el fútbol" (1968) y "El fútbol a sol y sombra" (1995).

Editor y escritor

La noticia de su deceso fue inicialmente divulgada por medios españoles y de ahí se expandió al resto del mundo. A muchos les caló hondo, como a Gonzalo Cowley, cofundador del grupo MetroPolítica, que también participó en uno de sus seminarios en la Universidad de Playa Ancha.

"Tengo un libro que se llama 'Días y noches de amor y de guerra', un libro de crónicas y pequeños cuentos que me firmó en Valparaíso cuando dictó una conferencia en la Upla. Como toda mi generación, somos seguidores muy intensos de la obra de Galeano porque hizo un aporte muy inmerso a la crítica social en América Latina", apuntó el profesional porteño. J