"Mi hijo no era para este mundo, pero murió en su ley", fueron las tristes y resignadas palabras de Rosario Yáñez, mamá del cabo primero del Ejército, Pablo Andrés Muñoz Yáñez. El joven falleció la noche del domingo cuando se desplazaba entre Copiapó y Caldera a bordo de un camión militar, prestando ayuda humanitaria en la tragedia del norte de nuestro país.

Su destinación era el Regimiento de Infantería número 23 de Copiapó, pero su corazón estaba en Reñaca Alto, en Viña del Mar, donde vivían su mamá, sus hermanos y su mujer, que hace un mes decidió regresar del norte con sus dos pequeños hijos de 2 y 3 años, justo antes de la tragedia de esa ciudad.

"Mi hijo siempre quiso ser militar, desde muy niño. Él coleccionaba desde niño los soldados e hizo lo que quería. Cuando llegó el momento de postular, trabajó como pelotero en unas canchas de tenis para juntar plata para hacerse sus exámenes y lo consiguió. Él ahí era feliz, pero quería venirse con su familia. Estaba tratando de que lo trasladaran", relató la mujer.

SE ENTERÓ POR LA TV

El domingo por la noche, mientras veía televisión, vio la noticia del accidente y de inmediato supo que se trataba de su hijo. Algo presintió la madre y se sentó a esperar el llamado que lamentablemente llegó momentos después, cuando su nuera le dio la noticia.

Pablo tenía apenas 27 años, era el segundo de cinco hermanos y tanto familiares como vecinos estaban compungidos con la noticia.

"Aquí todo me recuerda a él, su foto está acá porque ésta era su casa. Él venía de su trabajo directo a nosotros, a verme, a estar con su mamá. Hace un mes que vino por última vez, pero hablábamos todos los días, me decía que la situación allá era terrible", señaló.

Tres de sus cuatro hermanos viajaron a primera hora al norte para hacer los trámites de trasladar el cuerpo a la zona y el Ejército se encargará de los servicios funerarios. "Yo no lo quiero ver, yo voy a imaginarme que sigue en el norte", señaló la dolida madre. J