Secciones

Abuelitos de Limache se suicidan en un rito de amor

E-mail Compartir

Fue en la ciudad de Zurich, en Suiza, cuando un joven René Robert Wettstein de 26 años y su novia chilena Amir Aileen Rees Otaiza, de 29, daban el sí para toda la vida. Corría el mes de enero del año 1961.

Tuvieron sólo una hija y, tras varios años en el viejo continente, el matrimonio decidió radicarse en Chile donde vivía en una gran parcela en las afueras de Limache, sector de Los Laureles.

Sus trabajadores y vecinos los recuerdan como un matrimonio correcto, agradable, excelentes patrones y siempre con un saludo cordial para quienes se encontraran con ellos, pero desde hace un tiempo, el unido matrimonio comenzó a pasarla muy mal.

Ella , hoy de 83 años, había sido diagnosticada de un cáncer gástrico y además había presentado los primeros síntomas de Alzheimer, algo que se contradecía completamente con la promesa de amor que habían hecho hace 54 años, por eso es que, pese a lo cruda forma de morir, a nadie le impresionó que partieran juntos.

de la mano

El matrimonio, en la gran casa del sector de Los Laureles se dedicaban a la cosecha de aceitunas y almendras, por eso es que el personal diario era de cuatro trabajadores.

El pasado sábado todos se fueron de su lugar de trabajo a eso de las 17.00 horas, con su paga al día sin siquiera imaginar lo que se vendría apenas unas horas después.

"Mi cuñado trabajaba con él y el sábado se fue como siempre. El caballero se despidió, pero nadie notó nada raro ni anormal. Se despidió como todos los días. Esta mañana (ayer), mi cuñado volvió a su trabajo como siempre a eso de las 6.00 horas y le llamó la atención que nadie lo salió a recibir, se dio unas vueltas por la casa y no había ningún movimiento, así es que entró a la casa, buscó y se metió al baño, ahí estaban", relató la señora Adela.

El cuadro, aunque horroroso, no dejó de llamar la atención, puesto que el matrimonio había hecho una cama dentro del baño, cerró todo perfectamente y encendieron unos braseros. Taparon sus ojos con vendas y esperaron la muerte que llegó horas después.

"Yo creo que él no soportó el hecho de pensar que ella moriría antes o que tal vez lo olvidaría una vez que el Alzheimer estuviera más avanzado", señaló la vecina.

Adela había trabajado un tiempo en la parcela de los Wettstein - Rees, en la cosecha de habas y conocía al matrimonio a la perfección. Dice que ellos transitaban por calle Los Aromos, siempre juntos y saludando a todos sus vecinos y ex trabajadores. Eran un matrimonio ejemplar.

Todo Calculado

Según comentaron a la policía algunos trabajadores y vecinos, el matrimonio ya había dicho en varias oportunidades que no querían llegar a viejos y ser una carga, no querían ser dependientes y tramaron su muerte conjunta en cada acto que realizaban.

Por ello es que una vez que decidieron quitarse la vida, dejaron en la casa y a vista de quienes los encontraran, cartas y papeles notariales donde daban a conocer cuáles eran sus intenciones y cómo actuar una vez que ellos ya no estuvieran. Una de ellas era no realizarles un funeral y donar sus cuerpos a la ciencia.

J