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"Pueblo del mal amor" recorrerá la V Región

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Entre el 7 y el 29 de mayo la obra "Pueblo del mal amor", del Centro de Investigación Teatro La Peste, realizará una itinerancia por cinco ciudades de la V Región. El montaje del prolífico dramaturgo nacional, Juan Radrigán, recorrerá colegios, teatros y centros culturales de San Felipe, Casablanca, Villa Alemana, San Antonio y Valparaíso.

"Es una obra verdaderamente epopéyica, súper épica, grande, por lo tanto es un desafío súper bonito", plantea el director Danilo Llanos, sobre la puesta en escena que tiene un elenco de 15 actores, pertenecientes a compañías de Valparaíso, Quillota y San Antonio.

Estrenado por primera vez en 1986 por el teatro de la Universidad Católica de Chile, el montaje está basado en un hecho verídico ocurrido en 1982, cuando se erradicó a un grupo de modestos pobladores de un campamento y se los trasladó fuera de Santiago. Acompañado de un evidente correlato bíblico y a través de una de sus poéticas más bellas y complejas, el texto del Premio Nacional de Artes 2011 nos traslada al errante camino emprendido por estos hombres y mujeres para hacer frente a la injusticia y a las diferencias que dificultan su sueño de un nuevo lugar para vivir.

En esa búsqueda, agotadora, desalentadora a ratos, se van debilitando tanto sus cuerpos como su paciencia y van surgiendo los conflictos entre los pobladores, quienes transitan entre los dos discursos representados por sus dos líderes: el diálogo o la acción directa por la fuerza. "Son dos conceptos súper contemporáneos y Radrigán, además, ejerce una dramaturgia en la que no necesitas poner una bandera o un huaso en escena para saber que está hablando de Chile", explica Llanos.

Fue precisamente lo contemporáneo que resulta hoy una obra escrita hace casi 30 años, lo que motivó igualmente su puesta en escena en 2013 por parte de La Peste. "Está ese deseo noble de buscar un lugar donde vivir, con mi gente, con mi pueblo, pero es porque ha sido arrebatado. Y en ese proceso muere gente, los echan de muchos lugares, se burlan de ellos y eso me parece tremendamente contemporáneo", plantea el director.

La gira comienza el 7 de mayo en el Teatro Municipal de San Felipe, para trasladarse el día 11 al Teatro Municipal de Casablanca, en una función dedicada especialmente a los estudiantes de enseñanza media de esa localidad. El 19 es el turno del Teatro Pompeya de Villa Alemana, mientras que el 20 se presentará en el Centro Cultural de San Antonio. Por último, el 29 de mayo la itinerancia cerrará con una función en Valparaíso. El detalle de cada una de estas funciones puede ser visto en www.teatrolapeste. cl. Más información en el correo teatrolapeste@gmail.com, en el teléfono 79470016 y en el Facebook teatro.lapeste y el Twitter @teatrolapeste. J

Grises presagios

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La vida del escritor y dibujante Bruno Schulz (Drohobycz, Polonia, 1892-1942) bien podría dar pie para otro libro, para otra historia que acaba con su absurda muerte producto de un disparo en plena calle, víctima de una disputa entre oficiales nazis. La leyenda señala que Schulz casi no salió de su pueblo natal y que daba clases de dibujo en el colegio al que él asistió. Esa provincia, esas tardes grises, el frío y las estaciones que van marcando la vida de los habitantes es lo que, como ambiente y escenario, se destaca en "La calle de los cocodrilos" (originalmente editado en 1934), un conjunto de relatos que en sus múltiples ediciones ha variado en su composición.

Así como la vida en provincia, la familia es otro de los temas fundamentales que ocupan la pluma de Schulz, principalmente dirigido a esa figura del padre que es eje y misterio, al mismo tiempo que furia y miseria. El narrador es testigo de esa vida que se apaga, de ese deterioro progresivo del personaje que se va encarnando o que se transmuta en el rigor del tiempo histórico y en las asperezas del clima. En casi todas las narraciones el padre está omnipresente, así como los ritmos del hogar y una sensualidad contenida, expresada en la figura de la criada Adela. Porque la vida que transcurre es la vida de una familia pequeño burguesa, que vive los avatares del día a día, con los apremios de la naturaleza y la historia.

Resulta increíble que toda la vida organizada de la ciudad, que vivió los esplendores de cierto auge petrolero, se viera prontamente amenazada por los avatares de la guerra. Guerras que no están escritas, que no se declaran, pero que se adivinan como en sordina y se proyectan de alguna manera en los cuentos. Había una vida, había comercios, festividades, niños jugando en las calles y luego vino el avasallamiento. Si hay algo estremecedor es pensar esas ciudades previas a las invasiones y a la tragedia. Y eso es lo que nos muestra Schulz. Nos regala su ciudad, sus luces, sus escuelas, sus rincones vergonzantes, donde incluso se da el tiempo para aventurar reflexiones. "La calle de los cocodrilos fue una concesión de nuestra ciudad a la modernidad y a la corrupción metropolitana", señala en el relato homónimo, refiriéndose a esa porción de su poblado donde el comercio y la prostitución se han instalado en convivencia, denotando en él cierta idea de pureza, similar a la que Pier Paolo Pasolini añoraba en la vieja Italia campesina y premoderna.

Editado por Hueders, "La calle de los cocodrilos" es una pieza de relatos descriptivos y sutiles que bien podrían haber conformado una novela por la sucesión de personajes y ambientes, donde Bruno Schulz da cuenta de una vida interior sensible y contrariada, como adivinando los días venideros.