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Tikitiklip dejó felices a estudiantes porteños

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Cerca de 800 niños y niñas de escuelas básicas de Valparaíso cantaron, bailaron y aplaudieron este jueves con el show en vivo del grupo Tikitiklip en el Municipal porteño. Los pequeños, pertenecientes a establecimientos municipalizados de la comuna, disfrutaron de principio a fin el espectáculo de una hora de duración.

El espectáculo, que combina música con videos de sus conocidas canciones, está enfocado en difundir nuestras raíces culturales de una manera entretenida y actual. Tikitiklip es un microprograma infantil que utiliza canciones y animación realizada con elementos típicos de la artesanía chilena y latinoamericana, que toma su nombre de la fusión de "tiqui tiqui ti" y "clip", por videoclip.

Sobre el escenario, la banda emprende un viaje musical a bordo de una micro, recorriendo Chile y recogiendo las historias de ciertos "especiales" personajes del país. Las composiciones pertenecen a Miguel Miranda y Miguel Tobar, con letras de María de la Luz Uribe, Anna Witte y Juana Puga.

La actividad, organizada por la Dirección de Desarrollo Cultural del municipio porteño gracias al apoyo de la Plataforma Red Cultura del CNCA, forma parte del ciclo "Valparaíso vive la música", que considera una serie de actividades dirigidas a la comunidad, tanto niños como jóvenes y adultos.

La presentación de Tikitiklip en Valparaíso es el resultado de una postulación que se adjudicó la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Valparaíso en la Plataforma Red Cultura, instancia que financia parte del programa de actividades y que nace de la necesidad de movilizar la producción artística por la infraestructura cultural del país. J

Y casi soy millonario...

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El miércoles pasado desperté y le dije a mi novia: "Desde ahora en adelante viviré el día. No me importa que sea una conducta adolescente o irresponsable, pero creo que si logro solucionar todos los enredos (económicos, emocionales, laborales, entre otros) que tengo cada día, seré feliz. No quiero planificar cosas a largo plazo, ya que generalmente tengo que depender de gente y la personas cambian". Ella me felicitó y me dijo que era una buena actitud.

Con estos pensamientos me dirigía a mi lugar de trabajo y pasé a revisar un Loto, que el día anterior había jugado en una sucursal de calle Esmeralda. Primero pasé el boleto por una máquina que leyó el código de barras y se encendió una palabra en color amarillo "ganador". Pensé, "con que gané dos lucas recupero la plata". Le pasé el boleto a la señorita que atendía y me dijo: "Ha ganado 300.520 pesos. Le achuntó a 5 números y sólo le faltó uno para haberse ganado el Loto". Quedé para adentró. Miré el boleto con los números 4, 10, 11, 26, 28 y 31. Algunos clientes del local me sonrieron. La mujer me dijo que tenía que ir a Viña del Mar a cobrar el premio.

Llegué a mi trabajo y me encontré con mis compañeros del trabajo. "¡Gané 300 lucas!", gritaba con el boleto en la mano, mientras recibía las felicitaciones.

Después empecé a pensar: "Por sólo un número habría ganado más de 200 millones de pesos", y algo raro empezó a incubarse en mi cerebro. Soñaba por minutos con las cosas que habría hecho y me di cuenta que rocé la posibilidad de convertirme en un millonario. Me veía en una playa caribeña con un trago en la mano y pensando en instalar un bar restorán temático de bicicletas. Me empecé a amargar hasta que me dijeron: "No piense estupideces brother, sólo disfrute de sus 300 luquitas". Me di cuenta que tenían razón y salí a contarle a los mozos del Moneda de Oro, a mi kiosquero amigo de la Plaza Aníbal Pinto, al vendedor de la farmacia y a todo el mundo que casi había sido millonario, pero que era feliz con mis 300 billetitos de mil.

En la tarde fui a la chanchería Sethmacher , compré prietas y longanizas blancas. También adquirí un vodka Absolut con sabor de pera y me fui a un asado en el piso 26 de un edificio porteño. Me tomé casi todo el vodka, quedé borracho y seguí caminando por las calles de mi Valparaíso querido.