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Marino secuestrado por piratas rompió el silencio

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Eddy López vivió una experiencia al límite en el norte de África, tras ser secuestrado por dos años por piratas somalíes. Pasó lo inimaginable. Estuvo al borde la muerte. La historia es extraordinaria y tiene todos los detalles de un best seller.

El próximo 19 de mayo Eddy López viajará a Dinamarca, para realizarse una serie de exámenes físicos y neurológicos que serán la base para el juicio que comenzará en un par de meses más y que determinará quién deberá asumir la indemnización.

Pese a lo importante que puede sonar dicho trámite, López prefiere dejar ese tema en manos de sus abogados y no ahondar; el marino mercante se concentra en otra cosa y luego de permanecer cerca de dos años tras su liberación en un casi completo silencio decidió hablar con respecto a lo que se ha dicho de su aparición en el libro de Soren Lyngbjørn, su compañero danés en el cautiverio.

agua a escondidas

"Se dijo que en el libro de Soren aparecía que yo me bebía toda el agua a escondidas y eso es completamente falso. Nosotros racionábamos el agua por igual, ya que nos daban entre 20 a 30 litros al día para hacernos comida y otras cosas. Después esa agua la hervíamos y nos repartíamos las botellas en forma equitativa para cada uno. En el día para beber nos quedaba cerca de un litro y medio de agua", señaló López.

Agregó que "Soren en su libro menciona en un capítulo que cuando yo estuve enfermo de úlcera se me asignó una cantidad extra de botellas de jugo por mi condición física. Fueron los propios piratas que me trajeron pastillas Omeprazol y cuatro botellas de jugo de mango y eso me lo dieron a mí. Yo le di una botella a Soren".

El marino mercante asegura que en ninguna parte del libro de su compañero de cautiverio se menciona que él haya sido un vago, tal como se dijo en algunas publicaciones danesas y en Chile, y que incluso el danés le regaló su libro llamado "Soren Somalí" y hasta se lo dedicó.

"Con Soren mantenemos una muy buena amistad. La última vez que viajé a Dinamarca nos juntamos, me regaló y dedicó el libro y hasta fuimos a ver una obra de teatro que se hizo en Dinamarca con respecto al tema", detalla López, quien asegura que el cautiverio que lo mantuvo alejado más de dos años de su familia aún le quita el sueño. "Estaba con tratamientos sicológicos y siquiátricos, pero hace un tiempo dejé las pastillas porque no quiero depender de ellas". J