Ex militar le disparó en la cabeza a asaltante
La vida ha sido complicada para Ricardo Catalán, vecino del cerro Los Placeres. A fines de los '80, el ex militar las ofició de recaudador para una empresa ganadera y por ello se vio afectado por una decena de asaltos. Incluso recibió seis impactos de bala. "Tres de los tiros fueron en un atraco a metros de mi hogar", acota. Afortunadamente ninguno de los proyectiles dio en un órgano vital. Por seguridad, hace 30 años compró una pistola semiautomática calibre 9 milímetros, que tenía debidamente inscrita. El permiso venció hace poco tiempo y la iba a vender para cancelar algunas deudas. Pero el destino quiso que la usara nuevamente, a sus 67 años, con funestas consecuencias.
Días atrás, Ricardo Catalán dejó su automóvil en el servicentro Shell de avenida Matta, en Placeres. Se quedó a conversar con su amigo bombero R.L.F. Por lo que considera fue mala suerte, llevaba al cinto su pistola, la que debía tener en casa. Cerca de las 03.00 de la madrugada, ambos estaban en una caseta y vieron que dos jóvenes ingresaron al recinto.
"Mi amigo dijo: ¡mira los que van entrando, vienen a asaltarnos!... Yo le pedí que estuviera tranquilo", recuerda. Salieron a atenderlos y los tipos, como excusa, preguntaron por un combustible, pero luego revelaron sus verdaderas intenciones.
sacó un cuchillo
"Uno sacó un cuchillo como de 30 centímetros de hoja y se lo puso a mi amigo en el cuello", relata. El jubilado desenfundó y exigió con improperios que soltara al bombero. Entonces el segundo delincuente lo intimidó con una botella. "Hice un disparo al suelo y otro al aire, y el tipo que tenía a mi amigo amenazado salió arrancando, pero el otro se me fue encima con la botella y le pegué con el arma en la cabeza y cayó al suelo desmayado", detalla.
Ricardo y el bombero creyeron que por el golpe estaba inconsciente, pero no fue así. Al momento de darle con el cañón hubo un tercer tiro que se incrustó en el cráneo de E.E.A.O., de 28 años, domiciliado en la población El Progreso.
El sujeto, con antecedentes policiales, fue llevado al hospital Van Buren donde le diagnosticaron un TEC grave (ver recuadro). Ricardo fue detenido y sometido a peritajes por Labocar. Al día siguiente compareció ante una magistrada en el tribunal de garantía. Fue formalizado por infracción a la ley de control de armas y lesiones graves. Está libre con las medidas cautelares de firma mensual en el Ministerio Público y arraigo nacional, durante los cinco meses de la investigación.
"Me trataron como cualquier delincuente. Fue un tiro de casualidad y me estaba defendiendo, porque si me daba el botellazo me podría haber matado", señala.
Dice que las imágenes de las cámaras de vigilancia avalan su versión. No ha recibido amenazas, pero teme futuras represalias. "No estoy arrepentido de lo que hice, si uno tiene un arma en la casa o que la porte debe usarla para salvar su vida. Lo siento por este joven, hasta he rezado para que no fallezca... que luche por su vida", confiesa.
Ricardo espera recibir "una sanción justa" del tribunal. Considera fue legítima defensa. Espera seguir con su trabajo de radio taxi que le sirve para sobrevivir a sus deudas y una escuálida pensión. J