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Colectiveros: un oficio bajo amenaza latente

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Fue el pasado domingo 10 de mayo cuando se marcó un antes y un después en la vida de los conductores de colectivos que manejan entre Peñablanca, Villa Alemana y Valparaíso.

Ese día, a las 23.30 horas aproximadamente, uno de sus compañeros, Patricio Roa, era asaltado por dos sujetos que, no contentos con llevarse su fuente laboral, le propinaron nada menos que 12 puñaladas. Él llegó por sus propios medios al hospital de Quilpué y consciente, pero sabe que no la cuenta dos veces.

Ese hecho delictual venía a coronar una serie de asaltos que hizo a los conductores movilizarse y a exigir ser respetados. Así programaron una serie de reuniones y se han buscado medidas, pero mientras, los asaltos continúan.

El último de ellos afectó a G., un conductor de 24 años que la noche del martes pasado sufrió la sustracción de su vehículo. En un dos por tres lo tenían con un arma en la cabeza y él no hizo nada más que bajar y acceder.

"Llevo tres años en esto y era primera vez que me asaltaban. Yo venía desde Villa Alemana hacia Valparaíso como a las 11.00 de la noche, era mi última vuelta antes de irme a la casa. En el centro de Quilpué tomo a dos jóvenes, veinteañeros, uno muy bien vestido, el otro normal. Iban juntos. Se sube adelante y uno atrás, pagan el pasaje para bajarse en El Olivar y en el Paradero 31 tomó al tercer pasajero y llegando al paradero de El Olivar, me dicen que se bajan. El de atrás le pide permiso al pasajero que antes de darse cuenta ya tenía una pistola en la cabeza y lo tratan de empujar para cerrar la puerta. Yo me doy cuenta que el pasajero desapareció en dos segundos, pero el de adelante no abrió la puerta. Yo abrí mi puerta para bajarme, pero en esos segundos ya tenía otra pistola puesta en la cabeza", relató.

Bajo amenaza de muerte lo hacen descender y el supuesto pasajero que iba en el asiento de atrás toma control del volante y huye.

PERSECUcIÓN

Bajo un sistema de comunicación que han adoptado y que prefieren no dar a conocer, G. dio aviso a los otros conductores y se inició una búsqueda que sumó a unos 30 vehículos.

Al cabo de unos minutos se tenía toda la información del vehículo, en el sector en que estaba, quienes lo conducían, fotos, apodos, nombres, sin embargo, ha pasado los días y no ha sido posible dar con ellos ni con el vehículo.

Esa noche los propios conductores hicieron una operación candado en Rodelillo, donde había sido visto el vehículo y se dio aviso a carabineros, pero no tuvieron la respuesta que ellos esperaban y nadie salió en persecución de los ladrones. Los choferes se pararon en los accesos para que las patrullas recorrieran el lugar, pero nunca pasó nadie.

A través de las redes sociales también ha sido posible ver algunas publicaciones con el lugar donde recorrería el auto que G. compró con tanto esfuerzo y que incluso se pasea por calles principales, pero aún así, quienes debieran verlo, no lo ven.

"Si no trabajo, no como, tengo que pagar la letra del auto y tener el dinero para mi y mi familia, pero pasan los días y no tengo nada. Yo no soy conductor de noche, soy de día, salgo a las dos de la tarde y trabajo hasta las 12 de la noche siempre, ahora estoy de brazos cruzados y buscando por una justicia que no sé si llegará", se lamenta.

Así como él, varios saben lo que es ser asaltado y amenazado. Patricio, que lleva casi una década en esto ha sufrido tres asaltos y entre uno y otro la violencia se acentúa.