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Arturo Vidal en su laberinto: "Les fallé a todos; pido perdón"

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Alas 12.45 de ayer, y acompañado siempre por Fernando Felicevich, Vidal llegó a Juan Pinto Durán, tras pasar por el Juzgado de Garantía de San Bernardo. Una hora después Arturo sacó la voz, y, con evidente emoción, dio su versión: "Tomé dos tragos, fui al casino y tuve un accidente que todos saben puso en riesgo la vida de mi mujer y muchas personas. Estoy muy arrepentido de eso".

Con la voz entrecortada, el Rey Arturo pidió disculpas expresas por su choque. "Quiero disculparme con mis compañeros, cuerpo técnico, dirigentes y todo un país. Estoy muy avergonzado de lo que pasó. Solo me queda pedir disculpas y demostrar en la cancha que la oportunidad que se me está dando es por algo. Les fallé a todos y trataré de dar lo máximo para ser campeón". Tras eso se paró, y Vidal, enredado en su laberinto, espera dejar todo atrás en el partido del viernes.

Pero todo sucedió demasiado rápido para el volante de la Juve. Cerca de las 22.25 horas del martes, Vidal chocó a la altura del kilómetro 25 en la Autopista del Maipo en el paso superior Los Guindos. Y desde ahí todo se convirtió en un calvario. Despedazó el lado izquierdo de su Ferrari rojo -el que terminó sin una rueda-, discutió con carabineros, y fue a parar al Hospital de Buin, donde constataron lesiones él y su esposa María Teresa Matus.

El alcotest determinó que el jugador tenía 1,2 gramo de alcohol por litro de sangre. Y los cargos, tal como explicó el fiscal Luis Pablo Cortés, pasaron a ser por "conducción en estado de ebriedad". Vidal pasó toda la noche en la 15ª Comisaría de Buin y a primera hora de ayer fue trasladado al Juzgado de Garantía en San Bernardo.

Tras la audiencia, el juez Cristián Morales determinó un plazo de 120 días para desarrollar la investigación y en las medidas cautelares decidió la firma mensual del jugador en el consulado de Milan y la retención de su licencia de conducir.

perdón de Sampaoli

Jorge Sampaoli, el entrenador de la Selección, dijo ayer, ante un micrófono, que el accidente que Arturo Vidal protagonizó la noche del martes fue un "error", que calificaba al volante como un "jugador valioso" y que el hecho no era "determinante para excluirlo".

Sampaoli, en definitiva, ofreció un apoyo irrestricto al jugador de la Juventus apenas 14 horas después de que destrozara un Ferrari de $184 millones y arrojara un alcotest de 1,2 gramos de alcohol por litro de sangre.

Lo dijo con una voz raspaba que denotaba, especulamos, una noche estresada y horas de caminata nerviosa por Pinto Durán. Explicó que la decisión la tomó él, que nunca lo conversó con los jugadores y que la situación había sido magnificada por los medios.

Vidal, analizó Sampaoli, simplemente "no pudo controlar su momento de descanso".

Habló el entrenador y recibió, luego, una decena de preguntas agudas. Se le cuestionó, por ejemplo, que en menos de una semana los jugadores tuvieran dos días libres. También que no sancionara a Vidal por estar en estado de ebriedad cuando debía concentrarse. Y se le consultó, además, porqué sí excluyó a Charles Aránguiz cuando no llegó a una concentración.

Las respuestas de Sampaoli fueron lacónicas: "Confiamos en los jugadores"; "era su día libre"; "son casos distintos". El DT, con tono cansino, eludió con delicadeza cualquier polémica.

Las críticas

La no sanción a Vidal generó, de manera casi espontánea, una horda de críticas al DT. Un per iodista reputado dijo por radio que Sampaoli estaba "obsesionado con ganar". Otro, un ser humano con fama de conflictivo, gritó en el acto: "¡Das en el clavo!". Un tercero filosofó con sabiduría: "Se está priorizando los resultados por sobre cualquier cosa. ¿Qué se le puede pedir a los jugadores después de esto".

Chile juega mañana con Bolivia y, todo indica, Vidal será titular. Sampaoli así, con una nueva carga de opositores, va por el título. Y lo hará, consideran los detractores, a cualquier precio. J