Una señora de edad y que ha decidido tomar un curso de manejo, se encuentra en una de las pruebas más difíciles de su vida: bajar en vehículo por la concurrida calle Ferrari. El instructor que la dirige le indica que esté tranquila y que sólo debe "poner en práctica lo aprendido", pero la mujer se bloquea y le dice que no puede. El instructor, con mucha paciencia, le vuelve a decir que lo intente, que está con él para ayudarle si en algo se equivoca, pero la señora no da más de los nervios y al final le dice que va a dejar hasta ahí el curso.
Esta situación, que es muy común para las escuelas de conductores de Valparaíso, se da precisamente, porque la geografía de la ciudad no es para nada común. Tiene cerros, muchas calles bidireccionales en las que apenas cabe un vehículo, demasiados autos que complican las maniobras de estacionamiento y como si fuera poco, subidas y bajadas con una pendiente de entre 40 y 60 grados. Es por eso que para cualquier novato, es un verdadero desafío aprender a manejar aquí.
José Fernández, instructor y director de la "Escuela de Conductores Valparaíso", ubicada en Melgarejo 69, comenta que sus estudiantes llegan a ponerse colorados de susto. "Aprender a conducir en Valparaíso es un privilegio en todo Chile porque la geografía obliga a aprender correctamente. A la gente, en general, les asusta el cerro en su totalidad porque hay que subir calles bien paradas, usar el auto enganchado y la adrenalina es muy fuerte. Muchos bajan las calles colorados, transpirados, porque la adrenalina está a full", sostiene el experto.
Gringos sorprendidos
El instructor indica que sus estudiantes, después de asistir a una serie de clases teóricas, circulan por un cuadrante que está registrado en la municipalidad y que considera todo el plan de Valparaíso, la mayoría de los cerros y grandes desafíos como la avenida Alemania, Ferrari, San Juan de Dios, Guillermo Rivera, Ecuador, Cumming y hasta la subida Washington. "Hasta los gringos se sorprenden que llevemos a los estudiantes a practicar en estos lugares y nos toman fotos. Aprender a conducir no es fácil y acá se adquiere mucha destreza con los pedales porque a veces hacemos que los alumnos detengan el vehículo en una subida, suponiendo que una micro se puso adelante y de ahí lo hagan partir de nuevo", detalla Fernández.
Esta prueba de detener el vehículo en subida es una de las más fuertes en la ciudad, ya que como se decía anteriormente, las calles son muy pronunciadas. "En ese momento el alumno debe aplicar la técnica del embrague en el punto de corte. Aguantar el vehículo hasta cuando vibra y de ahí acelerar para avanzar. Eso evita que el auto no se vaya para atrás", apunta el instructor.
Mal estacionados
José Fernández también señala que la gente aprende a conducir bien en Valparaíso porque pueden poner en práctica todas las leyes del tránsito.
"Las condiciones de la ciudad hacen que el alumno se fije bien dónde estacionarse ya que por culpa de los 'dueños de la calle' que le dicen a los conductores 'venga, estaciónese aquí no más, patroncito', pasa que se estacionan en doble fila o donde está la solera amarilla, cuando por norma general, se puede a la derecha de la calzada. A algunos de los alumnos les da miedo el estacionamiento, pero acá se les enseña una fórmula matemática para hacerlo, que es similar a apretar el botón de un vehículo que se estaciona solo", declaró. J