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Buscando los rincones perdidos del C° Polanco

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En el corazón del cerro Polanco, curiosamente se ubica el único ascensor de todo Valparaíso. Los otros son funiculares. Y los vecinos que habitan en los alrededores lo saben muy bien. También reconocen que su barrio está bastante 'dejado de la manito de dios', aun así ellos tratan de amononarlo lo mejor que pueden, y sus esfuerzos son visibles a la luz del día.

Bajando por la calle Colina hacia Simpson, donde se ubica el emblemático ascensor, el mismo que muchas veces ha sido parte de las postales turísticas de la ciudad, y fue declarado Monumento Histórico; un grupo de turistas contempla y se fotografía con el hermoso paisaje de fondo.

Hacia la derecha, la bahía en su esplendor, iluminada por el tímido sol de invierno. De frente el barrio El Almendral, los porteños se ven pequeños desde las alturas, y parecen hormigas circulando a paso rápido por la avenida Argentina. Y a la izquierda los cerros, los mismos que fueron siniestrados en abril del año pasado, aquellos que se recuperan por la entereza de sus habitantes y cuyas cimas lucen verdes otra vez.

"Es una experiencia bonita, nunca habíamos estado acá, esta es la primera vez que visitamos Valparaíso. Subimos por el ascensor, nos llamó la atención el recorrido por el túnel subterráneo. Es muy novedoso para nosotros, todo el paisaje tiene su encaje", dice José González, quien viajó desde Concepción, junto a su esposa Lucía para conocer el Puerto.

RINCONES DESCONOCIDOS

Si bien, el cerro Polanco tiene encantos únicos, y característicos de la vida e identidad porteña, la mayoría de los visitantes lo desconoce. Por ignorancia, se limitan a visitar los cerros que han sido más potenciados por el sector turístico y patrimonial, como los cerros Alegre y Concepción.

El guía turístico de la agencia 'Valparaíso del mar', cuenta que para los recorridos siempre se contempla visitar Polanco. "A la gente le gusta harto por la vista, porque es un lugar diferente, y también por los graffitis y murales que hay acá. Por lo general las otras agencia no vienen por un tema de accesos y estacionamientos para los vehículos", asegura Richard.

Ahí se nota que no son porteños, si lo fueran comprenderían que la mejor forma de recorrer Polanco y la mayoría de los rincones porteños es caminando. Subiendo y bajando escaleras, escabulléndose en los callejones. Y qué importa perderse, de todas formas, bajando por cualquier calle siempre se llega al plan.

Polanco tiene todos esos ingredientes que hacen de Valparaíso una ciudad pintoresca. Sus casas son antiguas, hay varias que ya están deshabitadas, quién sabe desde cuándo. Las murallas de adobe parecen irse de espaldas con sus ventanas sin vidrios, solo quedan los barrotes oxidados por el pasar de los años.

Los pequeños y húmedos pasajes todavía están adornados por algunos murales y graffitis del Primer Festival Latinoamericano de Graffiti Muralista, realizado en 2012, que tuvo como protagonista el mismo cerro y sus casas. Pero que nunca han sido preservados, y menos restaurados.

La ropa colgada se tambalea con la suave brisa que se cuela por las callecitas. Los gatos y sus pasos silenciosos parecen ser los únicos habitantes que se dejan ver durante en día, y no falta el perro quiltro que resguarda su cuadra, alertando con sus ladridos la presencia de personas desconocidas.

Plantas y flores que crecen dentro de zapatos, teteras, en estanques y tazas de baño, y todo tipo de muebles reciclados. Más allá uno de los murales dice: 'De vientre, de esfuerzo, soy uña y mugre, el y yo'.

'QUE VIVA POLANCO'

Los porteños de Polanco quieren su cerro. Por eso se molestan cuando asumen que el sector esta descuidado, y le restan toda la responsabilidad al municipio, pues dicen ser ellos los principales responsables del entorno en el que viven.

"También es culpa de los vecinos, son sucios y no se preocupan del entorno. Acá estamos todos involucrados, y la gente muchas veces no ayuda, no coopera. La gente que no aporta hace daño. Y por otro lado, las autoridades después de hacer un trabajo o un arreglo no hacen una mantención", cuenta don Gerardo, vecino de Polanco.

Opinión que comparte su esposa Gabriela Muñoz. "Hace falta limpieza y cooperación de todos los vecinos. Uno trata de arreglar lo mejor posible su calle, he plantado flores, tengo hasta menta, matico; trato de mantener limpiecito. Incluso junto a otra vecina hemos erradicado micro basurales, porque la misma gente viene a tirar basura, colchones y de todo. Más que una pasa rabias, si la mitad de mis vecinos ni me mira porque uno por hacerle un bien a todos piensan que es amargada donde peleo por vivir en un entorno digno y bonito".

"Debería haber más apoyo para nuestra comunidad, y sacarle provecho a este lugar. En es segundo nivel del ascensor había un resbalín, también se podía escalar, pero está todo abandonado, ahí se ponen a tomar a fumar y dejan hediondo. Mucha gente viene a pasear con su familia, las autoridades deberían invertir no sólo en arreglar el ascensor sino también el entorno. Así como lo hicieron con el Reina Victoria. Ellos sí y nosotros no", afirma Joana Rodríguez, dueña del 'Boliche de Polanco'.

Bajando entre escalones y el camino por donde circulan las aguas lluvias, antes de llegar a la entrada del túnel para ingresar al ascensor, hay tiendas de artesanía en madera, negocios de barrio. Y el graffiti que esboza 'Que viva Polanco'. J