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Las mujeres prefieren trabajar en "la constru"

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Fresia Díaz, Carla Orrego y Johanna Tobar, son tres abnegadas madres que durante la mañana de ayer, soportaron el frío para poder obtener uno de los trabajos de la obra ubicada entre las calles Viana y Quilpué, en Viña del Mar. Mientras esperaban, a su alrededor había muchos hombres que las observaban con atención, preguntándose qué hacían ahí, ya que además de reírse harto, andaban de taco y bien maquilladas.

Fresia, la más antigua en el rubro, comenta que no se avergüenza de ser una "obrera de la constru". Es más, señala que es tanta su pasión, que hace poco se puso a estudiar Técnico en Construcción en la universidad. "Llevo como 10 años trabajando en la construcción porque me gusta. Llegué a esto porque tenía necesidad de trabajar y no había pega en ese tiempo. Así que una amiga me comentó de esto y empecé en Santiago. Ahora estoy aquí y en las noches estudio mi carrera", relata la viñamarina.

Del aseo a la constru

Carla, en tanto, tiene cuatro hijos y es separada. Para ella, "la constru" como le dice, es vital. "El papá de los chiquillos no me ayuda pero tampoco me interesa sacarle plata. Gracias a esto mantengo a mi familia hace unos seis años. Primero empecé con lo grueso hasta lo fino, entregándole la obra a los dueños y secretarios. Pero casi todas las mujeres que nos dedicamos a la construcción partimos barriendo y luego aprendimos a fraguar (endurecimiento de mezclas) y lo demás", apunta.

Su compañera Johanna se ríe porque dice que ha sido la excepción a la regla, ya que ella se saltó el paso del aseo. "Un día salí con mi tía a buscar trabajo para hacer aseo en la construcción, pero nos dijeron que no estaban recibiendo gente. Pero luego salió un jefe de pintura y nos preguntó si queríamos trabajar en eso. Dijimos que sí y hace tres años que somos pintoras. Ahora también echamos grano, lijamos y otros, pero hoy, graciosamente, vengo a buscar trabajo para hacer aseo", afirma.

Prejuicios

Sin embargo, a estas tres mujeres les costó llegar a ser lo que son no fue fácil por el prejuicio que recibían. "El hombre chileno es machista y a mí me han dicho que cómo voy a trabajar en esto, que no es para mujeres, pero yo digo que sí porque no se pierde la femeneidad. Una sigue siendo mujer por sobre todas las cosas y con mucho orgullo, porque el trabajo dignifica", declara Fresia, tajante. Sin embargo, una vez que se ganan el prestigio dentro de la obra, los compañeros las respetan y hasta las piropean.

"Depende de cada mujer como lo tome, pero todo el tiempo nos dicen piropos y halagos", dice Fresia. "Pero eso no es problema porque los compañeros son súper buena onda y respetuosos con nosotras", agrega Johanna.

Si bien el empleo no está muy bueno en la región, las mujeres aseguran que la construcción es su opción "number one" por varias razones. "La principal, porque pagan un poco mejor que en otros trabajos donde sólo dan el sueldo mínimo. Y la otra, es que a una como madre, no le cuesta que le den permisos ni tampoco turnos de noche", destaca Carla.

Johanna, en tanto, aprecia el tiempo libre que le queda para compartir con su familia. "Trabajar en la construcción es mucho mejor porque por ejemplo, si trabajo en una tienda o panadería, a veces los horarios son de lunes a domingo y también festivos. Acá eso no se da, se trabaja de lunes a viernes y el sábado es optativo. Y salimos a buena hora, no muy tarde, por lo que no es peligroso volver a nuestras casas", explica. J