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Everton bajó al puntero y se metió de nuevo en la pelea

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Era un partido importante y ante uno de esos rivales a los que en la jerga futbolera se les llama "directo", en la lucha por la obtención de un objetivo. Y por lo demás, al frente estaba Cobreloa, el hasta ayer líder e invicto del ascenso, por lo que la tarea para los evertonianos no era menor.

Pero al cabo de 90 minutos, el 2-1 en favor de los viñamarinos vino a premiar el mejor fútbol de un Everto que sin todavía brillar, ya muestra un juego definido y por sobretodo ofensivo. Prueba de aquello, el tempranero tanto de Felipe Salinas, quien, entrando por sorpresa en el segundo palo -tras centro de Ceratto- logró conectar de cabeza para superar la resistencia del meta De Olivera. Transcurría el minuto 4 de partido y el local, ya estaba arriba en el marcador.

Cobreloa, que si bien llegó con un sólo hombre en punta (el uruguayo Peraza), no modificó mucho su estructura, ya que desde atrás acompañaban el siempre movedizo "Guachupé" Jiménez, junto a los juveniles Cornejo y Ledezma.

Pero en Everton, el mensaje era "matar de entrada" y así lo entendieron Carrasco, Saavedra y muy especialmente Maximiliano Ceratto, quien, con sus desbordes, volvió literalmente locos a los laterales visitantes.

Y en unas de esas llegadas -tras pase perfecto de Carrasco- apareció el veloz atacante, quien, no tuvo problemas para sacarse al portero y marcar sin resistencia alguna el 2-0 a los 18'. Tras ello -y en uno de los pocos desajustes de la zaga viñamarina- Jiménez aprovechó un remate que pegó en el poste derecho de González para, en el rebote, empujarla a puerta viñamarina. Era el 1-2 y en anuncio de un partidazo, que en menos de 25 minutos ya sumaba tres goles.

BAJO EL RITMO

Tras un primer tiempo de alto vuelo, el partido decayó en cuanto a ritmo y velocidad tras el descanso. Cobreloa buscó el empate, pero más con insinuaciones que con llegadas claras; mientras que por contrapartida, Everton -vía contrataque- desperdició más de alguna, primero por definiciones malas o fallas en el último pase. Al final, un par de expulsiones (la especialidad del juez Rumiano) y un triunfo que si bien deja a Everton en el octavo lugar, ya lo acerca -por fútbol y convencimiento- a los lugares altos del ascenso. J