El renacer del boxeo en los cerros de Valparaíso
Tenía 15 años cuando se puso por primera vez los guantes y los shorts para subir al ring. El boxeo fue siempre su pasión y peleó por nueve años, antes de bajarse del cuadrilátero para colgar los guantes. Hoy, a sus 25 años, se dedica a formar jóvenes talentos para rescatar el deporte que siempre lo apasionó. Se trata de Luciano Pontio, fundador del club de box "San Roque", al que mira con orgullo. Sus alumnos se hacen de un lugar en el boxeo nacional.
Luciano cuenta que desde muy joven escuchaba como su padre le narraba que en Valparaíso era muy popular el boxeo, habían buenos exponentes y en las veladas se podían ver peleas de gran nivel técnico; razones por las cuales la ciudad, junto a Iquique, eran consideradas como las capitales del pugilismo en Chile.
Con el tiempo esto fue decayendo y la popularidad del box en la ciudad puerto se esfumó.
Luciano cuenta que los recuerdos de su padre lo convencieron de que tenía que hacer algo para recuperar la importancia del deporte de guantes y revivir su época dorada.
Impulsado por ese ímpetu -ya habiendo teminado su carrera sobre el ring- Luciano hizo las gestiones para fundar su propio club de boxeo. Buscó un lugar idóneo, posibles alumnos y en el año 2014 inauguró el club "San Roque", ubicado en el cerro del mismo nombre.
Luego de cerca de un año trabajando con aspirantes a boxeadores, y cuando comprobó que estos estaban preparados para debutar en el ring, Luciano les dio el visto bueno para que pelearan contra púgiles de otros clubes de la región, en peleas internas.
En mayo de este año los clubes de pugilistas de la región organizaron en conjunto una velada de box llamada "El regreso del box a Valparaíso", porque precisamente eso era lo que pretendían hacer; que regresaran las viejas glorias del deporte a la ciudad puerto.
El evento, que tuvo lugar en el gimnasio del estadio O'higgins, fue un total éxito y ofreció momentos de infarto en los nueve combates programados.
buen nivel
En la ocasión, Luciano afrimó que el buen nivel de los peleadores sorprendió a todos y su club se hizo de un nombre en el mundo del boxeo. "Queríamos mover la ciudad, pero parece que movimos al país", manifestó Luciano en la ocasión, ya que luego de su participación recibieron varias invitaciones de agrupaciones de Santiago y Puerto Montt para que pelearan en sus veladas, y varias de estas invitaciones se llevaron a cabo.
Los excelentes resultados del reaparición del boxeo en Valparaíso impulsó a Luciano y sus compañeros, a seguir trabajando con más ganas y dedicación.
Ya organizaron una nuvea velada, llamada "La victoria es nuestra", que tendrá lugar el viernes 4 de septiembre, en el Fortín Prat y contará con la participación de diversos clubes de Valparaíso, Concón y El Belloto, además de dos invitados especiales que provienen de Santiago. "Está abierta la invitación para que asista la familia", invita Luciano, con una sonrisa.
Respecto de los valores que entrega el boxeo a quienes lo practican, Luciano es enfático al decir que quien se dedica al boxeo aprende a tener respeto, disciplina y sobe todo, dedicación. "La vida es como el boxeo, por más golpes que se reciban, uno nunca debe rendirse", indica.
Joaquín Rojas, alumno de Luciano, coincide con su maestro al decir que el box "ha cambliado su vida". El porteño de 21 años recuerda que antes de debutar con los guantes, se dedicaba al kickboxing, pero estaba desmotivado y tenía varios problemas personales.
Cuando Luciano estaba buscando gente para formar su club, vio que Joaquín tenía condiciones y lo invitó a participar. Sin nada que perder, Joaquín aceptó la propuesta, y en las primeras clases se enamoró del boxeo; así, desde ese instante no paró. El joven pugilista manifiesta que la ayuda y motivación de su profesor fue clave para que se encantara con la disciplina. "Lo disfruto al máximo. Si no fuera por el boxeo, yo no sé que sería de mí", asegura.
Luciano concuerda con su pupilo en que uno de sus trabajos es alentar a sus estudiantes a que sean constantes con los entrenamientos y se sientan apasionados con lo que hacen. Los convence de que no "tiren la toalla".
sudor y lágrimas
El maestro y su alumno son claros al decir que quienes quieran ponerse los guantes deben entender que el entrenamiento es bastante arduo y se deben hacer varios sacrificios personales.
Naturalmente, el dedicarle tantas horas semanales a su pasión deja poco espacio en el día para aplicarse al trabajo, el estudio y la familia.
Joaquín estudia Prevención de Riesgos y trabaja como garzón. El joven boxeador reconoce que se le hace difícil responder en todos los frentes y varias veces ha tenido problemas familiares y amorosos que lo han tenido "contra las cuerdas". En ocasiones se levantaba a las 06.00 de la mañana y llegaba a su casa a las 23.00 horas a dormir, exhausto. "Yo lo dejaría todo por el box; he dejado de ir a clases para poder llegar a entrenar", confiesa.
Por su lado, Luciano plantea que no le es difícil hacerse el tiempo para enseñar el boxeo, ya que es lo que lo apasiona. "Para mí no es un sacrificio, nunca lo será el hecho de estar dedicado a lo que a uno lo hace feliz", explica el porteño, quien trabaja como profesor de educación física.
SANGRE DE CAMPEÓN
En la última velada, Joaquín se impuso en el combate estelar a su contrincante Ian Bechan, en una emocionante pelea, y para la próxima fecha también estará en el evento estelar.
El porteño es una de las figuras del club San Roque y se define como "Tímido, pero no tanto" a la hora de enfrentar a sus oponentes. Explica que no es quien toma la iniciativa del combate, pero una vez que se lanza al ataque nadie lo para. "Cuando me lanzo voy con todo y arrazo", cuenta orgulloso.
Respecto de su futuro, Joaquín revela que le gustaría seguir lanzando y esquivando golpes por varios años, pues su sueño es alcanzar el profesionalismo algún día. Por ahora se está recuperando de una lesión lumbar que sufrió hace un mes y se está preparando para la lucha central de la próxima velada.
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