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La rutina de los que viven en las calles

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Libertad. Hacer lo que se antoje, a la hora que se quiera, donde quiera y con quién se elija, prácticamente sin horarios, sin rendir cuentas ni estar amarrados a un trabajo o a una familia. Vivir en la calle da libertad, aunque a veces no haya qué comer ni dónde dormir.

Ese fue el concepto que más escuchó la trabajadora social y académica de la Universidad Santo Tomás local, María Isabel Muñoz, a lo largo de la investigación que realizó recientemente y que describe cómo viven las Personas en Situación de Calle (PSC) de Valparaíso y Viña del Mar, comunas con tantos aspectos en común, pero a la vez tan diferentes, que incluso marcan a quienes pasan sus días a la intemperie.

A saber: mientras en el Puerto las PSC son parte del entorno y conviven a diario con los porteños comunes, en la ciudad jardín, los vecinos no quieren compartir con ellos la misma vereda y los excluyen; los sin techo de acá creen que sus pares de allá son cuicos y si se analiza la situación al revés, los del estero Marga Marga consideran sucios a los de la plaza Echaurren.

Bajo el nombre "Usos y significados del espacio público en personas de situación de calle. Un estudio en Valparaíso y Viña del Mar", la profesora de la carrera de Trabajo Social, junto al académico Héctor Berroeta de la Universidad de Valparaíso compartieron con personas que viven en la calle. Muñoz realizó entrevistas en profundidad a 14 personas y a partir de esa información, más otros datos obtenidos en el estudio de campo, pudo determinar dónde viven estos individuos, por dónde se mueven, de qué viven, dónde comen y cómo se relacionan entre sí.

iguales, pero distintos

En su estudio, María Isabel Muñoz exploró la relación que estas personas establecen con el espacio público y pudo establecer las diferencias que hay en Valparaíso y Viña del Mar.

"Las condiciones geográficas y ambientales permiten la existencia de personas en situación de calle en ambas ciudades. En el caso de Valparaíso porque es una ciudad puerto donde estas personas llevan mucho tiempo, y visualmente -según lo que descubrimos en esta investigación- no afectan al paisaje. El Puerto tiene una dinámica distinta", explicó la profesora Muñoz.

En cambio en Viña del Mar la presencia de PSC sí afectan visualmente al resto de sus habitantes y también a los turistas. "A las personas de Viña del Mar no les gusta compartir el mismo muro con una PSC, no le agrada que arme un ruco ahí y deje desechos, que eso traiga la presencia de animales, roedores". Tener que compartir la calle, la vereda, con una persona así genera rechazo, por lo tanto surge la necesidad de sacarla de ahí.

Pero, a pesar de ese rechazo, a quienes viven en la calle les gusta la ciudad jardín porque hay meses del año en que llegan muchos turistas y eso favorece el "macheteo" (así llaman hoy al acto de pedir limosna), entonces los ingresos son mayores, por lo tanto el acceso a lo básico está más seguro.

Y si bien los han "correteado" de los lugares más céntricos donde solían dormir -como el portal del Falabella y en una antigua verdulería de San Antonio con 13 Norte- la mayoría se armó su hogar en el estero Marga Marga. "Es un sector cercano al centro urbano, pero con poca presencia de vecinos. Eso hace que sientan poca exclusión", advirtió la investigadora.

Lo paradójico en el caso de la ciudad jardín es que si bien sus residentes no tienen interés en relacionarse con estos individuos sin techo, de todas maneras lo hacen, pero sin darse cuenta. Muchas de estas personas "pitutean" en ferias libres como la misma Marga Marga o en otros centros de venta. "Cuando voy a comprar a esos lugares el rol del sujeto cambia, ya no es una persona en situación de calle, sino que un 'ayudante de feria'. No lo veo como una PSC, sino que como una persona que me va a colaborar y al final igual tengo contacto con el sujeto, pero yo lo desconozco. Le doy una pega que es transitoria e informal, y por el servicio de cargarme las bolsas, le voy a dar algo de dinero", explica Muñoz.

La realidad en el Puerto es bastante distinta. Las PSC se distribuyen por casi todo el plan y se confunden con los porteños con casa, quienes hace rato aprendieron a convivir con ellos. Acá se distribuyen por toda la ciudad, pero especialmente en la plaza Echaurren, en la avenida Brasil (en zonas cercanas al mercado El Cardonal) y en la plaza O'Higgins donde tienen la posibilidad de realizar comercio ambulante. "Donde no hay mucha presencia de PSC es principalmente en el sector de los bancos, en calle Prat. Ahí hay más oficinas, entonces no se requiere mucho de la presencia de PSC, porque no tienen mucha pega que darles".

Otra característica de los sin casa de esta comuna es que son "caminantes", van de un lugar a otro del plan, especialmente buscando algún "pololito" para hacer, especialmente en el entorno de El Cardonal donde se desempeñan como cargadores. "En Valparaíso hay personas que llevan muchos años, tienen una esquina, tienen una rutina, son reconocidos, se ganan unas monedas todos los días".

Y como se anunció al inicio de esta crónica, al igual como ocurre entre porteños y viñamarinos, las personas sin casa de acá tienen reparos con los de allá.

"Las personas en situación de calle de Valparaíso consideran que las de Viña del Mar son más burguesas, les dicen cuicos, porque la gente de Viña tiene sus rucos ya hechos y comparten caletas (grupos de PSC en el estero, especialmente). A los de Viña del Mar no les gusta ir al Puerto porque lo encuentran muy cochino o porque hay muchos perros, siendo que todos tienen las mismas características", destaca María Isabel Muñoz.

la ruta de la cuchara

Actualmente hay muchas instituciones que ayudan a las personas en situación de calle. El Hogar de Cristo, el Ejército de Salvación, la iglesia La Matriz, la fundación Paréntesis y Sensibilízate. A estas se suman grupos de voluntarios de universidades y colegios que salen en distintos horarios a repartir alimentos en los sectores donde se ubican.

"Ese es otro fenómeno que se da en situación de calle, ellos van con su cuchara y hacen una ruta conocida por. Saben que a las 8 de la mañana en el colegio San Ignacio de Valparaíso dan desayuno y que a las 12 del día en el Hogar de Cristo dan almuerzo o que algunas organizaciones salen en las noches. Antiguamente se decía que las personas en situación de calle fallecían por hambruna, pero eso ya está resuelto".

Hoy el mayor enemigo de las PSC es el frío, porque si bien hay albergues temporales que financian las autoridades, muchas veces prefieren no ir. Dicen que se llenan mucho y se forman peleas.

Porque incluso muchos tienen la posibilidad de ducharse cada mañana. Conocen los lugares donde pueden hacerlo; ahí incluso les pasan ropa limpia y botan la vieja. Es más, hay personas que los acompañan a los centros hospitalarios si lo requieren.

"Las condiciones mínimas básicas están cubiertas, pero más que estar dadas para que sigan viviendo en la calle, están dadas para que no sufran enfermedades, no mueran de hambre o frío. Uno podría buscar erradicar a las personas en situación de calle, pero según lo recogido en las entrevistas ellos no quieren, no es un problema", advierte la trabajadora social.

María Isabel Muñoz concluye: "para ellos es muy importante el sentido de libertad, hacer lo que quieran y esa sensación de libertad es la que los mantiene en situación de calle". J