Los estragos del carrete y la noche en la avenida Errázuriz
Para nadie es un misterio que la noche y la jarana de Valparaíso es fuerte. El fenómeno del "after en la calle" se instaló en la ciudad puerto y la calle Errázuriz se suma a la Plaza Aníbal Pinto y la subida Cumming, como uno de los destinos ideales para las noches de sexo, drogas y reggaetón.
Ayer en un mismo lugar chocaban las fuerzas del deporte con el carrete, cuando en horas de la mañana se desarrollaba la corrida "Glorias del Ejército" y la ruta por la que avanzaban los runners estaba "adornada" con vasos de plásticos, botellas quebradas y cajetillas de cigarro.
Hace bastante tiempo que la avenida Errázuriz se transformó en el nuevo punto de atención de lo que se denomina el "after party". Cada vez que el reloj marca las 05.00 de la madrugada y por ley las discotheques y pubs aledaños bajan sus cortinas, el lugar se empieza a llenar de gente que con vaso en mano se instala en el lugar para matar la noche. Varios de estos se amanecen hasta que sale el sol, antes de irse a su casa.
EL AMANECER DE LA FIESTA
Una de las víctimas indirectas de la extensión del trasnoche es Dagoberto Aros, funcionario municipal que trabaja en el departamento de aseo y ornato hace más de 30 años. El porteño fue hace algunos meses asignado a trabajos de limpieza precisamente en la avenida Errázuriz, los domingos en la mañana. Llega cerca de las 07.00 de la mañana y ve con sus propios ojos toda la basura y deshechos que quedan acumulados tras la noche del sábado.
El trabajador cuenta que cuando llega al lugar se encuentra con grandes cantidades de basura, tanto en la calle como la vereda. Botellas quebradas, vasos de plástico, colillas de cigarro, latas aplastadas e incluso botellas de pisco con conchos de alcohol se ha encontrado. En varias ocasiones se ha encontrado con manchas de vómito e incluso con algunos individuos que siguen tomando sin importarles que ya haya salido el sol, además de gente que no aguantó el sueño y se quedó durmiendo en los paraderos de la calle. "Es súper común ver eso, uno ya se acostumbró a ver esas cosas", manifiesta.
Dagoberto dice tener muy claro a los responsables de la suciedad que se acumula. Según dice, los dueños de los varios locales nocturnos que se ubican en el sector deberían preocuparse de limpiar la basura que se amontona en sus entradas. El trabajador explica que cuando empieza su turno, las botellas y latas se esparcen uniformemente en la berma e indica que sería conveniente que los locatarios se preocuparan del frontis de sus negocios. "Ellos terminan cierran y se van, no les cuesta nada pescar a los trabajadores y decirles que limpien la vereda por lo menos", dice resignado, mientras barre unas colillas de cigarro y finaliza con la sentencia "Es justo y parejo".
noches salvajes
Alguien que es testigo directo del desenfreno que se forma en el lugar es José Araya, quién trabaja durante toda la noche en Bellavista con su carrito de sandwiches, cafés y confites varios.
En 8 años trabajando a metros del carrete, José dice haber visto de todo. El porteño cuenta que hace tiempo que el lugar se ha convertido en un centro de reunión para los carreteros.
De acuerdo a lo que cuenta, pasada las 23.00 horas se empieza a juntar la gente y con el correr de las horas va aumentando alcanzando el peak alrededor de las 04.00 de la madrugada. Los últimos resagados abandonan la zona pasada las 07.00 de la mañana.
La gente se concentra en la vereda de al frente de donde se ubican las discotheques y en las dependencias de la línea del metro, allí llegan cientos de jóvenes a fumar y a tomar, algunos cruzan la calle con vaso en mano. José agrega que en la pasarela se juntan varias personas también ha consumir drogas e incluso a hacer sus necesidades dejando el lugar sucio y maloliente. "Esto se presta también para…usted sabe, otras cosas" dice preocupado y advierte que es muy incómodo trabajar en ese ambiente, sobre todo cuando lo acompañan sus hijos y ven cosas chocantes.
Desde su tribuna privilegiada, José y las demás personas que trabajan de noche han presenciado varios incidentes. El alcohol y las drogas son protagonistas del desenfreno y se vive un ambiente de "tierra de nadie".
No han sido pocos los episodios de violencia que se han desarrollado y varios de estos han terminado en heridas serias. "Hemos visto peleas, que le han pegado a un cabro en el suelo, le han pateado la cabeza, lo han dejado incosciente", recuerda con seriedad y agrega que cuando han ocurrido eventos de este tipo la arribada de carabineros y ambulancias es muy tardía.
Respecto de esta situación, el vendedor aclara que se trata de un fenómeno relativamente nuevo que comenzó, según sus cálculos, hace 4 años. Antes se veía gente, pero nunca se sentía el desenfreno de hoy, pues en el último tiempo ha visto hasta personas manteniendo relaciones sexuales. "Se ve de todo, echan la meada, las cabras van pa' allá, se bajan los pantalones. Hay de todo, la última vez vi una pareja mejor que uno, bien vestidos, y estaban teniendo sexo, ahí mismo", dice apuntando un rincón de la calle. J

